Con la tecnología de Google Traductor

Las reglas y los reglazos
titulo-foto

Geoffrey Recoder

12, diciembre 2025 - 6:00

Fútbol de Castas

El 10 de diciembre mostró con crudeza cómo un partido de preparación rumbo al Mundial 2026 puede revelar la anatomía emocional de un país entero. La preventa exclusiva para tarjetahabientes Banorte —esa línea invisible entre “los que pueden” y “los que esperan”— colapsó sin misericordia: la fila virtual no abrió, la plataforma cayó antes de iniciar y la frustración explotó. Fanki suspendió la venta y anunció nuevas fechas: 11 y 12 de diciembre para quienes tengan la tarjeta correcta, y 13 de diciembre para el resto del país. Una reprogramación que no calmó nada; al contrario, profundizó la sensación de selección social.

En sociología del deporte, esto no es un simple desorden digital: es segregación simbólica, un mecanismo donde el acceso al ritual colectivo depende del tipo de plástico en tu cartera. La afición no compite por un asiento; compite por un lugar en el relato nacional, por la posibilidad de presenciar a México contra Portugal en la reapertura del estadio más cargado de identidad en la historia del fútbol mexicano.

Por eso arde. Porque el mexicano deposita en el fútbol su esperanza, su rabia, su sentimiento de pertenencia. Y cuando se le dice que solo los tarjetahabientes privilegiados tendrán la primera oportunidad —y que aun así el sistema falla— la lectura es brutal: “no eres suficiente para entrar en tu propio ritual cultural.”

La reventa huele sangre, la Profeco exige respuestas, y miles sienten que los dejaron fuera antes de que la pelota ruede. No por falta de pasión, sino por falta de acceso. La tecnología, en vez de abrir puertas, construyó un muro elegante, digital y excluyente.

Lo ocurrido no fue un error técnico: fue un recordatorio incómodo de lo que somos cuando el fútbol deja de ser un deporte y se convierte en territorio de clase. Y hoy quedó claro: en México, el boleto no se compra… se sobrevive.

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.