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Las reglas y los reglazos
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José Ángel Parra

11, agosto 2025 - 6:00

Francés

Por un instante la confusión se apodera de la multitud, en el AICM. Al tiempo que se abre la puerta de llegadas aparece un individuo barbudo, con trenzas amarillas y aretes en forma de cruz, visiblemente con algunos kilitos de más y aparentemente sorprendido ante el gentío que bloquea los pasillos de la terminal aérea. “¿Es Big Papi?”, masculla alguien en tono socarrón. “¡Viene pasado de tamales!”, corrobora otro. Se trata de Allan Saint-Maximin, el refuerzo francés del América, quien provoca una sorprendente movilización el viernes por la noche.

Muchos no saben ni cómo se llama, pero la mayoría ignora la pronunciación. Por eso, en cuanto le abren paso, el coro de los fanáticos va a la segura… “¡Francés, francés!”. Ahí, frente a los reflectores, el jugador apenas atina a decir: “Feliz de estar en México, gracias afición por este recibimiento”.

Enseguida se especula que el futbolista asistirá al estadio de la Ciudad de los Deportes para ser presentado al mediotiempo, mas él nunca llega al inmueble americanista. “No pasó los exámenes médicos”, circula el rumor, tras la ausencia. Entonces resuenan las palabras del estratega portugués del Fenerbahçe turco, José Mourinho, quien sentencia lo que piensa de Saint-Maximin: “En los últimos tres meses jamás lo he visto entrenar cuatro días seguidos. Si no entrena bien, si llega tarde y tiene sobrepeso, necesita ascensor para subir, porque se cansa muy rápido”. Sin embargo, ni la obesidad del futbolista ni los dichos de Mou impiden que el club amarillo avale el viaje a Houston, para que tramite su visa de trabajo. “Es un jugador de mucha jerarquía y de mucho nivel”, celebra el técnico André Jardine, tras el ajustado triunfo sobre Gallos, el peor equipo de la Liga MX y de la Leagues Cup.

El Ame volverá a hablar en francés, como tiempo atrás ocurrió con Jérémy Ménez, quien pasó de noche por Coapa, dada la insistencia de tener a un protagonista de la talla de André-Pierre Gignac con Tigres. La edad (28 años) no es problema. Falta saber si con tantita disciplina, como la que jamás cumplió en Turquía, le basta para silenciar las dudas que hoy genera en el Nido.

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