Aunque el Sábado de Gloria ha sido entretenido, por abonar tintes de dramatismo al cierre del campeonato, principalmente debido a la coincidencia de horarios entre Pumas y Chivas, en disputa del último boleto al Play-In, la realidad es que ha pasado lo que se temía: que avanzara el menos malo (y no el mejor). Universidad, a pesar de caer ante Tigres en el Volcán, es el décimo invitado gracias a que el Rebaño ha sido incapaz de vencer al Atlas en el Clásico Tapatío.

Con sabor amargo para los fanáticos auriazules, por el hecho de clasificar de rebote, Pumas tendría que hacer algo sobresaliente e inesperado, pero lo más seguro es que naufrague sin meter las manos, al igual que el Guadalajara.

Evidentemente resulta increíble que dos equipos con tanto arrastre ofrezcan pobres argumentos. Pumas y Chivas registran más derrotas que victorias, por lo que es injustificable la existencia del Play-In, sistema promotor de una grosera medianía. Es penoso que ninguno de los dos genere esperanza entre sus fanáticos, a tal grado de que muchos seguidores (sobre todo del Guadalajara) pedían que el Atlas les hiciera el favor de eliminarlos, como ya es costumbre cada seis meses, con tal de ahorrarles más sinsabores en la ronda de los sentenciados al fracaso.

Ha sido una pena ver a un jugador como Alan Pulido, que años atrás ha dejado brillantes pinceladas, y ahora verlo fallar de manera lamentable frente al marco rojinegro. Como también ha sido una tristeza observar a Chicharito imposibilitado de ingresar a la cancha porque sencillamente el técnico, su directiva y la afición tapatía le han perdido la fe por completo. “Confianza y minutos los ha tenido. Que recuerde, sólo en este partido no ha jugado”, declaró el técnico Gerardo Espinoza al concluir el encuentro. Chivas hoy en día es un desastre y le urge delinear un proyecto serio, acorde con los valores del club.

Del lado de Pumas hay que ver si todavía les queda orgullo para pelear y entregar sus mejores armas, mas de entrada tendrán que ganar de visitantes un par de veces con tal de aspirar a la Liguilla, lo cual se antoja una misión imposible.