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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

29, abril 2025 - 4:20

El partido

Hemos repetido hasta el cansancio que, el hecho de que muchos analistas estén obsesionados en opinar de arbitraje, ha convertido a los silbantes en las verdaderas estrellas del futbol mexicano.

En esta ocasión, me gustaría darles una ayudadita; digo, para que puedan normar su criterio y no anden opinando de manera superficial y simplona. Son dos preguntas las que nos debemos de responder, por principio de cuentas, para establecer un juicio sensato respecto a la labor realizada por un nazareno.

La primera ¿Cuál fue la dificultad del partido?, no es lo mismo “pitar” un encuentro en el que no pasa nada, a dirigir un duelo “saca la pistola”. Por ejemplo, se ha calificado el

trabajo de Luis Enrique Santander en el Monterrey vs Pachuca de “muy bueno” (y así fue); sin embargo, se trató de un juego que bien se pudo jugar sin juez; toda vez que, resultó de baja complejidad. Por el otro lado, el Cd Juárez vs Pumas, silbado por Alfonso Cáseres, fue de muy alto grado de dificultad.

La segunda pregunta a responder es ¿Influyó en el resultado del partido?, si la respuesta es negativa, podemos asegurar que el “hombre de negro”, en automático, ya sacó una calificación aprobatoria. En el caso de Cáseres, no influyó para que la escuadra estudiantil se alzara con la victoria por la vía de los penales.

La jugada importante fue bien solventada, VAR de por medio, cuando expulsó al “Memote” por conducta violenta al golpear, sin balón en disputa, en el pecho, con los tachones por delante a un adversario.

Muchos “claman” que también era expulsión para el defensor de Bravos, Jesús Murillo. Si bien es cierto que alcanzó a golpear al “Memote” en la espinilla, no se trató de un “full contact” y la fuerza empleada fue de baja intensidad, mostrando “arrepentimiento” ¡Para conocedores!

Que Padilla, el Cancerbero de Pumas, abusó de la pérdida de tiempo ¡Cierto!, muchos piensan que estaba en las manos del árbitro sacarle la segunda amarilla, terminar así con el partido y convertirse en el “Chivo expiatorio”, olvidando que había “otros” que podían acabar, fácilmente, con la antideportiva actuación del portero, once jugadores de Bravos, que con un gol lo hubieran logrado. Sin mencionar que jugaron contra 10 adversarios durante más de 55 minutos.

Muy problemático arbitrarle a un equipo que sale a “ensuciar” el encuentro (para victimizarse). Que “fue un arbitraje de quinta”, que “parecía llanero”. De quinta y llanero … el partido.

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