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El deporte no descansa. Geoffrey Recoder
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Geoffrey Recoder

7, noviembre 2025 - 6:00

El juego de las inversiones

Tres Naciones, Un Mundial. El Mundial de Futbol 2026 no solo marcará un récord por ser el primero con 48 selecciones y tres países sede, sino también por el volumen de inversiones y los beneficios fiscales que está movilizando. México, Canadá y Estados Unidos han convertido el balón en motor económico, donde la infraestructura, la hotelería y las políticas tributarias se disputan el verdadero protagonismo detrás del espectáculo deportivo más visto del planeta.

En México, el Estadio Azteca se prepara para hacer historia por tercera vez. Su remodelación, con césped híbrido, nuevas gradas y zonas de hospitalidad, simboliza una inversión que rebasa los mil millones de pesos. A nivel federal, el gobierno destina más de 536 mil millones de pesos a obras prioritarias en energía y transporte, muchas de ellas vinculadas indirectamente al Mundial. A
esto se suma un polémico incentivo: la exención total de impuestos a la FIFA y a todas las empresas que participen en la organización del torneo, medida aprobada en la Ley de Ingresos 2026. Esta disposición libera de cargas fiscales a productores, medios, hoteleros y proveedores del evento, con el argumento de incentivar inversión y cumplir compromisos internacionales firmados con la FIFA.

En Canadá, la inversión pública asciende a 380 millones de dólares canadienses, con más de la mitad proveniente de fondos federales y provinciales. Toronto y Vancouver operan bajo un modelo de corresponsabilidad público-privada que ha sido ejemplo de planeación y transparencia. Estados Unidos, con su poderío económico, ha optado por un modelo distinto: incentivos fiscales y asociaciones con gigantes del entretenimiento, el turismo y las apuestas deportivas. Se estima que el Mundial generará entre 5 y 6 mil millones de dólares en incremento del PIB regional.

Mientras la pelota espera su momento, fuera de la cancha se juega un partido de mayor alcance: el de las inversiones y beneficios fiscales que transformarán ciudades, generarán empleo y redefinirán el mapa económico del continente. El Mundial 2026 será mucho más que una fiesta del futbol: será el mayor proyecto de integración económica y tributaria que América del Norte haya visto, con México apostando todo a la cancha… incluso sus impuestos.

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