Hace unos días el mundo del atletismo volteó a ver a México: Uziel Muñoz consiguió la medalla de plata en impulso de bala en el Campeonato Mundial Tokio 2025 con 21.97 metros, un registro histórico que emociona pero también duele. Su hazaña es un acto de dignidad deportiva que demuestra la grandeza de un esfuerzo individual, pero al mismo tiempo desnuda la precariedad del sistema: seguimos dependiendo de héroes solitarios en lugar de un proyecto sólido y estructurado.

La Federación Mexicana de Atletismo y muchas Comisiones e Institutos Estatales del Deporte cargan con la responsabilidad de una disciplina que sobrevive a pesar de ellos. No existe un programa real de detección de talentos, no hay seguimiento ni procesos transparentes, y la planeación brilla por su ausencia. Mientras tanto, los lanzadores de bala, disco, jabalina o martillo carecen de espacios adecuados; anillos clausurados, áreas inseguras y entrenamientos improvisados son el pan de cada día para quienes buscan competir a nivel mundial.

El panorama se agrava con un fenómeno vergonzoso: la destrucción de pistas de atletismo en todo el país para sustituirlas por canchas de fútbol soccer. No se trata de un caso aislado, sino de una tendencia que avanza sin freno. Se borran pistas que tardaron años en construirse, sacrificando el desarrollo del atletismo para dar prioridad a un deporte en el que México no tiene grandes resultados internacionales. Se apuesta por la popularidad inmediata, mientras se condena a generaciones enteras de jóvenes a entrenar sin instalaciones dignas.

La plata de Uziel debería ser más que una anécdota gloriosa. Es la prueba de que el talento existe, pero también la advertencia de que se extinguirá si las instituciones no rectifican. Se requiere proteger las pistas que aún sobreviven, invertir en áreas de lanzamientos, formar entrenadores especializados y garantizar que los recursos lleguen a quienes realmente trabajan en el campo.

El grito de Uziel desde el círculo de lanzamiento es claro: México tiene potencial para brillar en el atletismo mundial, pero necesita espacios, seriedad y compromiso institucional. Que no se repita la historia de medallas solitarias. Que esta plata sea semilla y no espejismo.