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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

3, junio 2024 - 6:00

Efeméride

Hace muchos años, cuando había un tope gubernamental de cuatro extranjeros por equipo, cuando había ascenso-descenso y cuando no existían porcentajes ni cuentos para proteger a los clubes millonarios, el futbol nacional tenía múltiples opciones para elegir a sus seleccionados. El Cyrano Enrique Borja, Octavio Centavo Muciño y Ricardo Astroboy Chavarín eran los artilleros mexicanos de moda y quienes formaban parte de la lista de la Selección de México.

El Centavo, nacido en Jasso, Hidalgo, había forjado rápidamente su propia leyenda. Entre 1970 y 1974 sumaba tres trofeos de Liga y dos de Concacaf, todos con la playera del Cruz Azul. Y ya había alternado con el americanista Borja y el atlista Chavarín en el Centro de Capacitación. La fortaleza, la confianza a flor de piel y los números lo impulsaron a las Chivas, donde muy pronto había alcanzado la esperada conexión con el gol. Cuatro años y medio le bastaron para convertirse en ídolo.

Aún hoy, cuando se habla de la final más recurrente en la historia de la Liguilla (léase América vs Cruz Azul), Muciño aparece como la figura principal de aquel campeón celeste de la temporada 1971-72, luego de aplicar doblete y asistencia en la obtención del título a costa de los Cremas, en una finalísima a juego único celebrada en el Estadio Azteca.

Casi dos años después, convertido en ídolo a los 24 años de edad, el ya goleador del Guadalajara sería baleado en un restaurante de La Perla de Occidente tras discutir con uno de los comensales del lugar. Fallecería un día como hoy, pero de 1974. Justo ahora, a 50 años de distancia, la leyenda perdura intacta.

Sirva la memoria para recordar a toda una generación histórica de nuestro balompié, en la que El Centavo habría de coincidir con gente de la talla de Fernando Bustos, Javier Kalimán Guzmán, Cesáreo Victorino, Héctor Pulido, Javier Sánchez Galindo, por mencionar a algunos de aquella Máquina tricampeona, fortalecidos por una columna vertebral de extranjeros de primera, como el mítico portero argentino Miguel Marín, el central chileno Alberto Quintano y el extremo paraguayo Eladio Vera. La mayoría de ellos se han adelantado en el camino, mas forman parte imborrable de uno de los equipos más queridos de siempre.