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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

17, enero 2025 - 4:32

A cambiar espejitos por oro

A veces me da la impresión de que “con muy poquito pinole nos da tos”. Y me refiero a la contratación que realizó el Club León de James Rodríguez y que fue catalogada por la prensa nacional como “un fichaje bomba”. No pretendo poner en tela de juicio la calidad balompédica del mediocampista colombiano quien llega a México con 33 años de edad y cuenta con un palmarés impresionante.

Mi comentario va en el sentido de que, ya son muchas las veces en las que se han traído futbolistas de élite, en el ocaso de su carrera, cuyo rendimiento, a la hora de la verdad, ha sido paupérrimo, que solamente vinieron a robarse el dinero; pero que, en su momento, fueron catalogados, por los que saben. como “refuerzos bomba”.

La lista es larga: Eusebio (en Rayados), Dirceu (en el América) y me atrevería a incluir a Ronaldhino (En Querétaro).
A Bebeto le pité cuando vino a Toros Neza, “jugó” medio tiempo y no era ni la sombra de lo que fue en el Scratch Du Oro.
A Shuster lo vi jugar en el Camp Nou de Barcelona, haciendo pareja infernal con Archibald. En Pumas, fue una caricatura, sin mencionar que salió huyendo de nuestro país como “el perrito” (a quien le duele la muela). No confió en los nuestros y prefirió ser atendido por un odontólogo en Alemania, dejando a los universitarios con un palmo de narices.

Edu, gordo, fuera de forma (con Tigres) conoció más cantinas que estadios.
Quizá las excepciones serían: el bicampeón Edivaldo Izidio Neto Vavá (Brasil), Iván Zamorano (Chile) y el “Piojo” López (Argentina) que ayudaron a los de Coapa, en su momento, a ceñirse la corona.

Todo esto contrasta con la contratación de muchos otros futbolistas, que llegaron a México de manera más discreta y que se convirtieron en verdaderos baluartes para las escuadras en donde se desempeñaron.

Podríamos abrir la lista con póker de ases, mencionando: al brasileño Evanivaldo Castro “Cabhino”, al paraguayo José Saturnino Cardoso, al chileno, el maestro” Carlos Reinoso y (aunque no es santo de mi devoción) al francés André-Pierre Gignac.

Vamos a otorgarle a James el beneficio de la duda; sin embargo, debemos recordar que ha jugado ya en muchos clubes, de los cuales no ha salido en muy buenos términos que digamos.
Yo prefiero jugadores que llegan a sudar la camiseta y no a los que vienen … a cambiar espejitos por oro.