Con la tecnología de Google Traductor

PARÍS 2024

El Pollo de Tlalpán. Daniel Reyes

Itzel Ubiarco

30, septiembre 2014 - 9:57

30 septiembre 2014. Daniel Reyes

DE CUERNITOS AL PRECIPICIO

TENGO un amigo muy especial, que tiene una conducta que a veces se convierte en defecto; dicho mejor, siempre se convierte en un problema su conducta. Su nombre es Obstinando y es más terco que una mula; lo peor es que también se distingue por ser metiche; esa combinación le lleva irremediablemente a meter la pata una y otra vez. Recuerdo que cuando joven, en la clase de geografía, le entró la estúpida idea de que algunos lagos se interconectaban subterráneamente con el mar y que por lo tanto no deberían de llamarse mares sino pequeños océanos. Por supuesto que el maestro no estuvo de acuerdo con su alocada teoría y le reprendió; Obstinando se montó en su macho y comenzó a buscar literatura que apoyara su hipótesis; tardó días enteros en su tarea, y con lo que encontró formuló una teoría bastante surrealista, misma que presentó con bombo y platillo, lo que le significó ser expulsado de la clase y un pase derechito y sin escalas al extraordinario. Otra vez, un poco más grande, su papá le regaló un automóvil; el patas de hule, en cuestión de nombre de caballo de las praderas y creado por la firma de don Henry Ford, era un modelo deportivo, de color blanco, achaparrado, con llantas anchas y quemacocos; pero según Obstinando, tenía un defecto, el auto contaba con ocho cilindros y eso para él era un desperdicio de combustible y un exceso de potencia; innecesarios desde su punto de vista. Entonces decidió cambiar el motor de la nave por uno más pequeño; para tal efecto, no lo llevó con un maestro especialista, resolvió hacerlo él mismo; aunque todos sabíamos que no tenía la menor idea de lo que era la mecánica, puso manos a la obra. Unas semanas después, cuando según había terminado, el coche no arrancaba y tenía una montaña de piezas que le “habían sobrado”. Hasta la fecha asegura que algún día se dará sus vueltas en el poderoso, nada más que encuentre la pieza que le falta. Ese recuerdo de mi amigo me vino a la memoria luego de observar el juego de las otrora poderosos Chivas Rayadas contra La Franja del Cuau; no es posible que el señor Vergara no se dé cuenta de que lo suyo, lo suyo no es el futbol; a lo largo de los años en que ha tenido al rebaño celestial le ha hecho más daño que el calentamiento global a los polos; el que fuera el equipo más popular de México está reducido a remedo de un capricho; es una verdadera lástima que hoy día junte más gente una pelea en un mercado que un juego de las rayadas. Y el problema no son las personas que están o que por ahí han pasado, ni en la cancha ni en la oficina; está comprobado que a pesar de que son gente valiosa, sucumben ante los caprichos del dueño, quien insiste en cambiar el motor cuando nunca ha cambiado ni siquiera un foco o un billete por monedas. Como van las cosas, al rebaño sólo le quedará encomendarse a su santo favorito para que ilumine a su pastor o para que siga hundiendo a los Leones oscuros. Porque cambiar de estratega y traer a uno que no tiene ni la más remota idea de lo que es el país de la patada va a estar en chino.
Cierro con una obra titulada “Por mis pistolas”
Hablando en plata de antaño, pareciera cuesta gran varo, la neta que hoy el rebaño, ¡regalado sale muy caro!
Y si no, quéjense a la FIFA.
Twitter: @pollodetlalpan