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PARÍS 2024

Desde tierras mundialistas. Alberto Lati

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19, marzo 2015 - 9:59

19 marzo 2015. Alberto Lati

BARCELONA 1992 se mantiene como el anhelo de todo aquel que aspire a albergar un megaevento deportivo. Nadie como los catalanes ha logrado aprovechar esa oportunidad, optimizar esa inversión, tomar esa justa atlética para cambiar en definitiva la historia de su ciudad y las perspectivas de desarrollo de su población.
Y por ello Río de Janeiro, como antes muchos otros, voltea hacia la llamada Ciudad Condal intentando replicar algunos de los mecanismos que la llevaron a semejante éxito.
Aquí una serie de datos: cuando en octubre de 1986 Barcelona ganó la sede a París, Brisbane y Belgrado, tenía más de 130 mil personas desempleadas; seis años después, al inaugurarse los Olímpicos, la cifra había bajado a 60 mil. La infraestructura carretera y de movilidad subió en un quince por ciento, así como surgió la ciudad como destino de veraneo al habilitarse más de tres kilómetros de playa en donde antes sólo había viejas fábricas y estorbosos restos industriales. Se creó una espléndida marina, mejoró el sistema de drenaje en un diecisiete por ciento e incrementó la cantidad de áreas verdes o de recreo en un 78 por ciento (cifras reveladas por un estudio de la Universitat Autónoma de Barcelona).
Más que los números, debemos considerar el cambio de percepción en relación con la ciudad, tanto como de calidad de vida. Hasta antes de los Olímpicos, era vista como el undécimo sitio mejor votado de Europa; años después, había subido hasta el sexto lugar, así como ya era uno de los doce más visitados del planeta.
No es extraño, entonces, que Río ahora intente aferrarse al sueño catalán de 1992 para probar a los cariocas que sus Olímpicos dejarán un buen legado.
Luego de que el economista estadounidense Andrew Zimbalist publicara que Río 2016 está condenado al fracaso económico y que está imitando “tontamente” a Barcelona (por dividir sus instalaciones en cuatro zonas de la urbe como se efectuó en 1992), el alcalde Eduardo Paes declaró que Río de Janeiro incluso superará en legado a Barcelona, situación por demás cuestionable a menos de año y medio de la apertura.
Juegos irán y vendrán con Barcelona manteniéndose como ese gran ejemplo, mismo que sigue y seguirá siendo inalcanzable para quien haga un evento de esta dimensión.
¿Por qué? Según Zimbalist, porque la modificación no fue a partir de los Olímpicos, sino que los Olímpicos fueron parte de esa modificación.
Twitter/albertolati