María Vega
14, marzo 2015 - 11:09
UN rápido vistazo a la maqueta y obras del Parque Olímpico de Río de Janeiro 2016, nos permite entender una esencial diferencia con relación a lo que hizo Londres para el año 2012: el tamaño y, por ende, la accesibilidad a cada inmueble.
Al tiempo que para los pasados Juegos se erigió el complejo deportivo más grande de la historia, el que tendremos en los siguientes mide casi la mitad. Lo llamativo es que la cantidad de recintos deportivos no varía entre una y otra sede.
En los 2.5 kilómetros cuadrados que se extiende el ahora redenominado Parque Reina Isabel II, hubo ocho instalaciones utilizadas para Londres 2012 (Estadio Olímpico, centro acuático, velódromo, arena de balonmano, centro de tenis, centro de hockey sobre hierba, piscina de polo acuático y arena de baloncesto), más allá de los centros de televisión y prensa, de la Villa Olímpica o de la imponente torre roja diseñada por el artista Anish Kapour.
En los 1.6 kilómetros cuadrados sobre los que se levantará el Parque Olímpico de Barra de Tijuca, habrá también ocho escenarios para albergar pruebas olímpicas: al sur está el especialmente vistoso centro acuático María Lenk; muy cerca la arena olímpica, que espera todas las modalidades de gimnasia (esta vez van juntas rítmica, artística y trampolín); justo a la entrada estará el polémico velódromo cuyo costo sigue subiendo y su tiempo de entrega genera ciertas angustias; al cruzar la calle, se ubicará el complejo de tenis; luego vienen las tres arenas cariocas: la primera, para baloncesto; la segunda para judo y lucha; la tercera, para esgrima y taekwondo; y pegada al mar, la Arena Futuro para balonmano.
Por razones obvias de espacio, en Río habrá que caminar muchísimo menos para ir de deporte a deporte en relación a las maratónicas caminatas londinenses, aunque eso también puede implicar severos problemas de movilidad, logística y manejo de masas. Hablamos de una pequeña península, lo cual limita los accesos al costado opuesto al mar, y esa avenida no es particularmente grande o funcional. De tal forma que mientras al Parque de Londres se llegaba por infinidad de estaciones de metro y autobús, en el caso de Río la entrada es por un solo costado.
Eso sí, estar en ese privilegiado punto de la playa de Barra de Tijuca, lo hará muy agradable y representativo del relajado ambiente carioca. De hecho, la calle peatonal que lo parte en dos está inspirada en las olas de la calzada de Copacabana.
Si el diseño es terminado de acuerdo al plano, será una belleza, coronado por la explanada para convivir y ver pruebas deportivas en el punto más salido al mar.
Twitter/albertolati
Alberto Lati
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