A propósito de la llegada a mexicalpán de las pitayas del inconmensurable Ronaldo de Assis Moreira; mejor y mayormente conocido como Ronaldinho o simplemente Dinho; tuve la oportunidad de seguir minuto a minuto la contratación del astro brasileño en el gabacho al lado de un gran amigo que tenía la información al momento; por supuesto que estaba gratamente sorprendido con la nueva; y aunque incrédulo, conservaba a cada instante la esperanza. Días después que se confirmó la llegada del súper dotado dientón; la rumorología comenzó a trabajar incesantemente; se decía que había exigido un helicóptero para viajar a la ciudad de México cada que se le inflamaran las amígdalas; también se afirmaba que pidió el crack brasileño, una casa que tuviera cancha para practicar voly de playa, alberca, vista al mar (¡¿en Querétaro?!) fuente, jacuzzi, 14 habitaciones, ocho baños, un cine, un teatro, un banco (y no para sentarse precisamente) tres árboles de aguacate, cuarto de billar, y dos lugares para estacionamiento ¡de dos yates! Los “borregos” que corrieron alrededor de la figura de Ronaldinho, son completamente desproporcionados, sin embargo esos que nos llamamos amantes del fut, si estuviera en nuestras manos, los cumpliríamos de inmediato y sin chistar, con tal de ver como sale magia de los zapatos del mago. Ahora mismo muchísimos futboleros están pensando trasladarse kilómetros y kilómetros, nada más para ver al genio hacer una de sus maravillas en vivo y a todo color. Las famosísimas evoluciones que han asombrado al mundanal mundo en innumerables ocasiones y que han provocado la admiración de quien tiene la fortuna de observarlas: “la viborita”, cuando sin despegar el pie de la bola, se la acerca al rival con la parte externa y luego se la aleja con parte interna de norte a sur, o de este a oeste dejando al oponente hablando solo; “el desentendido”, es cuando conduce mirando al frente y justo cuando la va a tocar, voltea al lado contrario de donde manda el esférico; “la doble bici”, esa una de sus favoritas, a velocidad encara, rodea el balón con la derecha sin tocarlo, luego con la izquierda igualmente, y después rebasa al defensa que generalmente sufre de tortícolis y trauma de abandono; “el taquito”, un delicioso recurso que aplica cuando le da su regalada gana cambiar el curso de los acontecimientos, este truco generalmente lo utiliza hipnotizando a los rivales quienes creen que la pelota va hacía un lugar, en ese momento, Dinho la regresa con el talón, provocando que los contrarios experimenten una miserable existencia. La onda es que ahora mismo el país de la patada espera con ansia el debut del genio, todos los afanes esfuerzos y comentarios están centrados en él; la aparición en el la liga MX, depende de cómo se sienta, y de la decisión del bombardero Ambriz para alinearle. Yo, por lo pronto, regalé mis boletos para ver al charro de Huentitán, para apoltronarme frente a la telera esperando con ansia inusitada la gran premiere contra el Puebla.

Cierro con una obra titulada “maestro”
Para entender quién es Dinho,
Figura de perfil diestro,
Enseño con gran cariño.
¡De un tal Messi es el maestro!

Y si no, quéjense a la FIFA. Twitter: @pollodetlalpan