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PARÍS 2024

Desde tierras mundialistas. Alberto Lati

ESTO

12, marzo 2015 - 11:20

12 marzo 2015. Alberto Lati

RÍO de Janeiro 2016 resultará mucho más caro de lo inicialmente estimado. No es lo mismo erigir infraestructuras deportivas y preparar programas de seguridad con el dólar a dos reales brasileños que a tres, cifra por encima de la cual se encuentra cotizado en este momento.
El fortalecimiento de la moneda estadounidense, que también ha implicado la devaluación del peso mexicano y de varias divisas más, se ha ensañado específicamente con el real. Cuando Brasil ganó la sede olímpica, en octubre de 2009, se necesitaban 1.7 reales para comprar un dólar; hoy hacen falta 3.1 y subiendo.
Todavía en el Mundial de Brasil 2014, el tipo de cambio había estado estable en el orden de los 2.20 reales por dólar.
De tal forma que los más de dieciséis mil millones dólares que se estima que costará Río 2016, se han elevado casi cincuenta por ciento por las variantes del mercado. Siendo sinceros, no es fácil especificar o precisar los aumentos, pues buena parte del gasto se efectúa en moneda brasileña y no extranjera, pero esto tiende a generar inflación (todavía más, en un país en el que a nadie le alcanza para nada más que para endeudarse) y a incrementar los montos de productos solicitados al exterior (ciertos materiales y, sobre todo, tecnología militar).
Muy mala noticia para Río 2016 y en especial para el pueblo brasileño. Sin embargo, no es el único mega evento deportivo que inflará ciertos costos a causa del fortalecimiento del dólar. El rublo es la moneda más depreciada en el último semestre. Cuando Rusia obtuvo la sede para el Mundial 2018, un dólar costaba 27 rublos; hoy difícilmente baja de los 63 y ya ha estado cerca de 70 rublos.
Factores con los que no puede contar ningún Comité Organizador pero que deben de ser previstos cuando se solicita y cuando se planea un certamen de estas dimensiones. De por sí es muy caro tener en casa unos Olímpicos o una Copa del Mundo. Mucho más todavía cuando la moneda local se enfrenta a este nivel de devaluación, como lo experimentan brasileños y rusos.
Twitter/albertolati