BRASIL ha acertado de lleno en los recorridos fijados para el ciclismo de ruta para los próximos Juegos. Y es que si algo caracteriza o distingue a Río de Janeiro, más allá de la imagen en el cerro del Corcovado del Cristo Redentor, es su amplísima franja costera.
Pegados a la arena los mejores exponentes del mundo pedalearán durante buena parte de los 256.4 kilómetros del circuito masculino y 130.3 del femenino. Pasarán por la bahía de Guanabara partida entre Flamengo y Botafogo, esas quietas aguas que hicieran pensar a los primeros portugueses que se trataba de un río y no mar, de ahí el accidentado nombre de la ciudad: río de enero; cruzarán por el túnel que supuso un siglo atrás la apertura carioca a las playas más emblemáticas y atravesarán la avenida Reina Isabel, dedicada a la noble que luchó por abolir la esclavitud; seguirán a lo largo de la emblemática Copacabana con la obra de arte que supone esta calzada diseñada por Roberto Burle Marx, kilométrico mosaico que se aprecia en su real esplendor desde las alturas; bajarán hacia Arpoador, esa roca-playa de espectaculares puestas de sol; harán recta en Ipanema, ya con otro diseño de calzada y con ambiente que remite al punto cumbre del bossanova; brincarán el canal que nutre a la famosa laguna Rodrigo de Fleitas y estarán ya a Leblón, el barrio más exclusivo de esta urbe; asomarán a una especie de acantilado hasta acceder a otra bellísima playa, como lo es Sao Corrado; ya inmersos en paisajes más verdes estarán en Joá, que los llevará al Río de Janeiro nuevo que es Barra da Tijuca; harán larguísimos kilómetros por esa zona moderna y espaciosa, a un lado el mar y al otro el espigado lago Marapendi, hasta meterse a la floresta carioca. Un lujo.
El ciclismo de ruta, así como las pruebas de maratón y marcha, son la ocasión más preciada para hacer lucir una ciudad.
Londres aprovechó el ciclismo para incluir el vecino Surrey (poblado célebre por el rey Enrique VIII) y colocar como punto clímax The Mall, entre el St. James Park y el Green Park, nada menos que frente al palacio de Buckingham. Beijing, en tanto, lució la plaza de Tian´anmen y el vistoso Templo del Cielo. Atenas, como no podía ser de otra forma, incluyó Partenón y Templo de Zeus.
Cada sede, poniendo toda la carne al asador en esta prueba, que es de las pocas que permiten realmente exponer las mayores bellezas que identifican a la ciudad. Por ello, Brasil ha hecho lo que tenía que hacer con un circuito que resultará memorable.
Twitter/albertolati