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PARÍS 2024

Como director opino ESTO. Salvador Aguilera

Itzel Ubiarco

10, octubre 2014 - 8:55

10 octubre 2014. Salvador Aguilera

MÁS allá de una revancha, México solucionó rápidamente el acertijo que le dibujó Honduras a Miguel Herrera en el estadio Zoque. Las circunstancias y lo incómodo que fue encarar a un oponente que siempre sale a “morirse” frente a la Selección Nacional, impidieron que la historia de anoche resultara grata para los aficionados.
De aquí se destaca la victoria, y nada más. Porque hizo falta más posesión de balón y generar muchas más opciones de peligro. La contundencia mostrada en el primer episodio y la conexión que tuvo Javier Hernández frente a la portería, son algunos de los puntos a rescatar de esta batalla contra los siempre duros catrachos.
El “Chicharito” se mostró con la confianza de antaño y hasta se atrevió a realizar un singular festejo en compañía de Paúl Aguilar. La forma en que controló el esférico y la potencia, además de cruzar correctamente el envío, hicieron de la definición algo que alivió a la multitud chiapaneca, una plaza que le asentó al Tricolor.
Ordenado se mostró a la defensiva y Antonio Ríos mandó y le dio limpieza a la salida, mas en esta ocasión tanto Héctor Herrera como Marco Fabián no tuvieron la solvencia de otros días. Aún así generaron lo suficiente. Sin embargo, hay que aceptar que las opciones de peligro obedecieron, más bien, a equivocaciones del rival. La primera, al perder el esférico en su salida. Aunque ese fue precisamente un acierto más del trabajo mexicano, que incomodó y apretó a unos centroamericanos nerviosos.
Hay que resaltar que México, desde el arribo de Miguel, se ha caracterizado por tener el balón. Y la tarea en el primer lapso fue bien resuelta, con todo y que de inicio los hondureños provocaron algunas ocasiones de peligro, que Guillermo Ochoa resolvió con mucha serenidad.
Enseguida, el gol del “Chicharito” calmó el nervio inicial y el cabezazo de Alanís le dio rumbo a la victoria mucho antes de lo planeado.
Quizá por ello el grupo se relajó en el complemento. Y, de algún modo, Oribe Peralta trasladó la poca puntería que ha tenido últimamente en el América, a la Selección. De ahí que no logró atinarle a la portería en la única ocasión clara que se le presentó, tal vez la única que generó México en el complemento. Un gol requiere el “Cepillo” para recuperar la confianza extraviada, con todo y que aporta mucho por el sacrificio que lo caracteriza.
Luego, la lluvia de ajustes nos quitó la oportunidad de ver algo más grato. Los espontáneos, identificados con Memo, desviaron aún más el desenlace.
El caso es que México encontró el gol. Lo ideal hubiera sido tener mayor tiempo el balón y ser aún más contundentes. Ante Panamá podría quedar saldado ese pendiente.
Lo mejor de todo es que independientemente de las circunstancias, frente a los catrachos comenzamos a recuperar jerarquía y parte de la brillantez perdida en la pasada eliminatoria mundialista. Y aunque no podemos considerar este resultado como una revancha de la afrenta del llamado “Aztecazo”, el propósito es recuperar el camino y el mando de “Gigante de la Concacaf”. Panamá, que estuvo cerca de dejarnos sin Mundial, será el próximo obstáculo a vencer. La tarea se resolverá en Querétaro. Hoy, el Tricolor mantiene el rumbo y no hay que soltarlo.

CONFUSIÓN EN APUESTA
Luego de que tanto Jorge Vergara como Ricardo Salinas Pliego jugaron al “teléfono descompuesto”, debido a una apuesta que no quedó debidamente establecida, el dirigente rojiblanco prometió, a través del Twitter, que saldará la apuesta que le hizo al dueño de los rojinegros. Le entregará el Mini Cooper, aunque Salinas Pliego pide un donativo a la fundación Cruz Rosa. “Chivas nunca se raja”, le respondió. Habrá que convertirlo a pesos.