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PARÍS 2024

Desde tierras mundialistas. Alberto Lati

Itzel Ubiarco

9, diciembre 2014 - 11:30

09 diciembre 2014. Alberto Lati

SI en los Mundiales de futbol disputados en América es común hacer que se juegue en los momentos de temperatura menos adecuada, en los Olímpicos esta vez se disputarán medallas en plena medianoche.
No es novedad que los horarios de ciertas pruebas estelares sean desplazados a fin de que coincidan con un huso horario más propicio para incrementar audiencias en determinados países (en el caso del futbol, los europeos; en el del olimpismo, los Estados Unidos), pero rumbo a Río de Janeiro 2016 parece un exceso.
Antes que nada, debemos aclarar que esto no es iniciativa del Comité Organizador local y mucho menos de las autoridades brasileñas, sino del Comité Olímpico Internacional. En Beijing 2008, por ejemplo, muchas finales de natación se sostuvieron por la mañana, lo que las hacía coincidir con la noche en la Unión Americana; tampoco fue algo grave, toda vez que el Centro Acuático era techado y en nada afectaba a los deportistas.
Sin embargo, esta medida sí sería un factor adverso a los protagonistas de los próximos Juegos, completamente deshabituados a competir tan tarde. Las críticas de numerosas personalidades vinculadas a la natación no se han hecho esperar.
Si la humedísima y caliente Manaos albergó partidos a las cuatro de la tarde en Brasil 2014, no fue por culpa de los organizadores, sino de los intereses de la FIFA: que el rating y la venta de publicidad no se cayeran en Europa. De igual forma, si los nadadores son obligados a definir medallas y récords mundiales casi en la madrugada carioca, será por el inevitable servicio al dios negocio.
Ya dijo Diego Armando Maradona en relación al Mundial de 1986: “Ahí mismo empecé con mis luchas contra la FIFA: por los golpes y… por la hora. Claro, ¡saben el calor que hacía en México, con altura, a las 12!”. No obstante, en Estados Unidos 94 se repitió esa circunstancia y volvería a acontecer en Brasil 2014.
La lógica es clara: si el horario no beneficia al atleta, disminuye el desempeño; si se reduce el desempeño, lo hace la calidad del espectáculo; si eso sucede, a la larga se desploma el negocio…, aunque pesa más la inmediatez y ella dicta que se juegue, nade, corra, cuando más dinero se pueda recaudar. Y así será: natación de after-hours.
Twitter/albertolati