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PARÍS 2024

El Pollo de Tlalpán. Daniel Reyes

Itzel Ubiarco

3, octubre 2014 - 8:56

03 octubre 2014. Daniel Reyes

CAMOTE ENCHILADO
EL miércoles por la noche tuvo verificativo el encuentro entre la Franja y los Pumas de la máxima casa de estudios, en la capital mundial del mole y las cemitas.
Todo indicaba que el encuentro sería de mero trámite, sin sobresaltos, normalito; lo más que se esperaba era que el Puebla perdiera en los últimos instantes del juego; sin embargo el destino tenía preparadas algunas sorpresas.
El juez en turno del encuentro era el señor Luis Enrique Santander, quien curiosamente llevó a buen puerto la semana pasada el tiro entre Santos y Águilas, que estaba más caliente, que partes automotrices vendidas en conocido mercado de Iztapalapa.
Esta vez no fue así, el nazareno mostró su lado malo y abusó en el intento.
La cosa comenzó normal, los de casa atacando como podían mientras los del Pedregal, intentaban hacer lo propio; algunos avisos, algunas llegadas, hasta que por ahí del minuto 29, Noriega consiguió el primer tanto para la casa y la promesa del gane; que en ese momento era auténtico oro molido, por la parejera que se están reventando contra el rebaño celestial en la carrera por alejarse de las llamas del infierno.
El Temo dirigía el ataque y con pases precisos evidenciaba las carencias de sus cuates; el moreno Cosme no se cansaba de pegarle a los postes, como si de eso tratara el juego, así terminó el primer tiempo; y los Pumas se fueron al descanso con la duda.
Pero luego que comenzó el segundo lapso; el árbitro marcó una falta que no era; una grosería salió de su silbato; y peor contra quien lo hacía, pues la puñalada era directa al corazón, como si fuera, haga usted de cuenta: tremenda ayuda a las rayadas.
Los del Pedregal empataron y al darse cuenta del momento, supongo inteligentemente “Pikolín” defensa se deshizo del peor enemigo de su equipo y de un codazo mandó a la enfermería a su carnal “Pikolín” portero; aunque criticable la situación, explicable para ir por los tres puntos.
De ahí en adelante, los felinos se convirtieron en auténticos luchadores, ante la mirada complaciente de Santander el “moderno Caín” (“Pikolín defensa”) no se cansaba de atizarle al jorobadito de nuestra señora de Tlatilco, Van Rankin, Cortés, Verón y los demás en cada jugada dejaban la patita a ver que agarraban; así se fue el tiempo hasta que ya casi para terminar, Herrera volvió a vacunar a los anfitriones, quienes vivieron tristemente, un auténtico abuso de autoridad.
En la mañana del jueves, Don Jesús López Chargoy, mandamás poblano, amaneció un poquito más calmado que en la noche del partido, en donde se le fue con todo al comisionado Rafa Mancilla, al quien lo menos que le dijo fue “siete orejas” en un ejercicio de catarsis después del show arbitral; y para que no se hiciera bolas se la ponía muy sencilla a Rafa, proponiéndole comenzar el juego perdiendo uno por cero a manera de pagar “derecho de piso”; se entiende, para que ya no existan yerros durante el partido y, aunque en desventaja, le piten como lo manda Dios.
Yo le sugiero a Mancilla, para acabar con las polémicas, que el uniforme incluya antifaz.

Cierro con una obra titulada “¡arriba las manos!”

En queja a la comisión,
Lo de Caixinha fue choro,
¿Lo vivido por Chargoy?
¡De Santander un gran robo!

Y si no, quéjense a la FIFA
Tiwtter: @pollodetlalpan