Con la tecnología de Google Traductor

PARÍS 2024

Desde tierras mundialistas. Alberto Lati

Itzel Ubiarco

2, septiembre 2014 - 10:46

02 septiembre 2014. Alberto Lati

DIFÍCIL consigna eso de dejar contenta a la gente o cumplir las expectativas con las mascotas elegidas para un mega-evento deportivo.
Primero, porque ha de ser representativa de la cultura local, original, adecuada para su presencia en artículos de memorabilia y con un discurso intrínseco tanto al nombre como al dibujo.
Segundo, porque no es fácil decidir cómo llamarle, tomando en cuenta que ha de ser un nombre sin casi registro previo a fin de registrar cuanto derecho exclusivo sea necesario para su explotación comercial. Eso ha llevado a los últimos Mundiales y Olímpicos a nombres de lo más extraños, casi siempre inventados para el certamen: Fuleco (futbol-ecología) en Brasil 2014, Wenlock y Mandeville (las respectivas ciudades-cunas de Olímpicos y Paralímpicos) en Londres 2012; Zakumi (siglas de Sudáfrica y 10 en numerosos idiomas africanos) en Sudáfrica 2010; Bei, Jing, Huan, Ying y Ni (cinco sílabas para decir “Beijing te da la bienvenida”) en los Olímpicos 2008; el león Goleo y el balón Pille (el primero, alusivo a meter goles; el segundo, una forma informal de llamarle a un partidito de futbol en Alemania) en el Mundial 2006; Athená y Phevos (de la mitología griega) en Atenas 2004.
Río de Janeiro 2016 anunciará sus mascotas el 12 de octubre, día del niño en la cultura brasileña, tras un arduo concurso en el que participan las principales casas creativas del país sudamericano. Será a partir de ese momento que los niños de Brasil puedan elegir los nombres.
El armadillo de la Copa del Mundo 2014, Fuleco, no gustó demasiado y pecó de ser demasiado similar al Zakumi sudafricano. Eso hace pensar en una apuesta muy diferente, que se serviría de la amplísima fauna carioca, presente en la reserva de Tijuca vecina al Parque Olímpico.
Si con algo sorprendió Londres 2012 fue con la narrativa intrínseca a las mascotas del evento. No conforme con darles nombres de dos localidades inglesas germinales para olimpismo y paralimpismo (Wenlock, por el pueblo donde se organizaban Olímpicos desde 1850; Mandeville, por el hospital donde empezó a rehabilitarse tras la Segunda Guerra Mundial a personas con discapacidad deporte de por medio), los organizadores diseñaron a las mascotas con elementos de la rutina local.
En lugar de ojos tienen cámaras, algo que románticamente se interpreta como el afán de grabarlo todo; Wenlock posee por cabeza un podio olímpico, al tiempo que Mandeville muestra una adaptación del logo paralímpico; por encima de podio o logotipo, está un implemento que remite a la luz de los taxis londinenses.
Sin embargo, al margen de sus evocativos nombres y diseños, la narrativa dice que surgieron de la última gota de acero del estadio Olímpico. Con base en tal teoría, hasta cinco películas se hicieron con Wenlock y Mandeville como protagonistas.
Con tal precedente, es de esperarse algo en ese tenor para Río de Janeiro 2016. Luego vendrá la elección de los problemáticos nombres.
Twitter/albertolati