Con la tecnología de Google Traductor

El deporte no descansa. Geoffrey Recoder
titulo-foto

Geoffrey Recoder

26, diciembre 2025 - 6:00

Boxeo real, resultado real

En un periodo relativamente corto, Jake Paul fue presentado como una anomalía del boxeo moderno: un influencer que no solo subía al ring, sino que acumulaba victorias y atención mediática. Antes de enfrentar a Anthony Joshua, su récord profesional mostraba triunfos ante expeleadores de MMA, un exjugador de la NBA, influencers y un boxeador de nivel medio. Diez combates que construyeron una narrativa de invencibilidad, pero con un dato clave: la única vez que enfrentó a un boxeador joven y profesional, Tommy Fury, perdió por decisión. Ahí apareció la primera grieta.

La ecuación cambió por completo cuando apareció Anthony Joshua. No por el nombre ni por el tamaño, sino por lo que representa: campeón mundial unificado, experiencia de campeonato y boxeo profesional auténtico. Joshua no llegó a sobrevivir ni a cuidar un espectáculo. Llegó a pelear. A medir distancia, a castigar con método y a cerrar el combate. El resultado fue claro: victoria por nocaut y una derrota incuestionable para Paul cuando el nivel fue real.

Jake Paul fue competitivo mientras el contexto estuvo controlado. Pesos adaptados, rivales sin oficio boxístico profundo y peleas sin verdadera exigencia táctica. Sus victorias fueron legítimas en el papel, pero limitadas en valor deportivo. Cuando el boxeo subió de categoría, primero llegó la derrota ante Fury y después el nocaut frente a Joshua. Dos resultados distintos, misma conclusión.

No se trata de desacreditar el valor de subirse al ring. Se trata de llamar a las cosas por su nombre. El boxeo no se mide por reproducciones ni por ventas, se mide por capacidad técnica, resistencia al castigo y lectura táctica. Joshua expuso esa diferencia con claridad.

Este combate no fue solo una derrota más en el récord de Jake Paul. Fue la confirmación de que el boxeo real sigue imponiendo jerarquías. Se puede vender una historia, pero no se puede negociar el nivel. Y cuando el boxeo auténtico aparece, el show, inevitablemente, se acaba.

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.