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El deporte no descansa. Geoffrey Recoder
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Geoffrey Recoder

17, octubre 2025 - 6:00

El poder sin metodología

En el deporte mexicano, el problema no siempre está en los atletas ni en los entrenadores, sino muchas veces en quienes deciden sin saber de qué hablan. En los niveles directivos y administrativos del deporte, predomina una preocupante ausencia de conocimiento sobre la Metodología del Entrenamiento Deportivo, esa disciplina que debería ser el eje de toda política deportiva y el lenguaje común entre técnico y dirigente.

En los escritorios donde se aprueban presupuestos, calendarios y programas de desarrollo, abundan decisiones improvisadas, sin comprender que un proceso de entrenamiento no puede ajustarse al calendario político, ni al capricho de una inauguración o de un evento mediático. El entrenamiento deportivo es un proceso biológico, pedagógico y social que obedece a leyes de adaptación, carga y recuperación, y que requiere planificación científica, control y evaluación constante.

Sin embargo, muchos funcionarios y responsables institucionales desconocen lo que es un microciclo, una carga progresiva o un principio de especificidad. Así, se exige rendimiento sin respetar procesos, se pide talento sin haber sembrado bases, y se confunde gestión con espectáculo. En esa lógica, la ciencia se sustituye por la ocurrencia, y el resultado es un deporte nacional fragmentado, sin continuidad ni estructura.

El verdadero liderazgo deportivo exige conocimiento técnico. Un director del deporte debe entender que su función no es únicamente administrar recursos, sino coordinar procesos formativos y apoyar la aplicación rigurosa de la metodología del entrenamiento. Sin esta comprensión, seguiremos construyendo programas sin fondo, seleccionando sin criterios, y midiendo el éxito por número de uniformes entregados, no por calidad de preparación.

México necesita urgentemente cuadros directivos alfabetizados metodológicamente, capaces de unir la gestión pública con la ciencia del entrenamiento. Sin ello, cualquier proyecto deportivo, por más buena voluntad que tenga, seguirá siendo solo un intento más en una historia de improvisaciones.

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