La noche en la Ciudad de México fue distinta. Bastó que sonara el silbatazo final en el NRG Stadium de Houston, donde la Selección Mexicana venció 2-1 a Estados Unidos en la final de Copa Oro 2025, para que decenas de aficionados rompieran la rutina y transformaran el Paseo de la Reforma en una pasarela de alegría, cánticos y espuma. El Ángel de la Independencia se convirtió otra vez en la catedral de las victorias tricolores, como sucede cada vez que el futbol nacional regala un motivo para creer de nuevo.

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¿Cómo fue el festejo del titulo de la Selección Mexicana en la Copa Oro?

La lluvia ligera que cayó al anochecer no importó. Tampoco el tráfico, ni el anochecer de un domingo a horas de volver a la rutina laboral. En pocos minutos, la glorieta quedó tomada por una marea de camisetas verdes, banderas ondeando con fuerza y rostros iluminados por la emoción. Desde niños cargados en hombros hasta adultos, la escena se repetía como un país entero olvidando sus penas durante un rato.

La fiesta no fue menor. La décima Copa Oro de México, la segunda bajo el mando de Javier Aguirre, el sexto título de la zona para Guillermo Ochoa, el primer festejo que llamó a la esperanza de Raúl Jiménez, el gol decisivo de Edson Álvarez y la ilusión renovada rumbo al Mundial 2026. Todo eso alimentó la euforia.

Hubo cánticos que retumbaron entre los edificios iluminados: “¡México! ¡México!”, el clásico “Cielito Lindo” y el “Dale México” que brotaron de manera espontánea coreados a una sola voz por decenas de gargantas. Alrededor del Ángel, vendedores ambulantes hicieron su agosto con trompetas, banderas y espuma en aerosol. En un momento, una nube blanca cubrió la glorieta mientras los festejos se salían de control.

La policía capitalina se mantuvo atenta, pero permitió que el festejo fluyera. Solo una valla de uniformados con escudos se colocó en las escalinatas del monumento para contener cualquier exceso. La postal resultó simbólica con un marcado contraste entre la disciplina de los agentes y la algarabía de un pueblo que necesitó una victoria para volver a festejar.

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