Es tan común que gente del deporte esté relacionada con la letra ‘N’, que hoy es más fácil identificarlos así que por sus verdaderos apellidos. ¿Quién no recuerda a Billy ‘N’, ex directivo de Cruz Azul, acusado de delincuencia organizada, administración fraudulenta y lavado de dinero? La ‘N’ también la adoptó Cuauhtémoc y hasta libró un desafuero por presuntamente violar a su media hermana. Hoy también se habla sobre el riesgo de que un directivo santista cargue con la ‘N’ por defraudación fiscal, y no olvidemos a otros pesados inmiscuidos en problemas, como el ex entrenador de Chivas, Ricardo Antonio ‘N’, por “conducta inapropiada” con la podóloga del equipo.

La lista la ensanchan el ex americanista ecuatoriano Renato ‘N’, por violencia doméstica; además, el ex futbolista mexicano del Porto y del Sevilla B, Joao ‘N’, por embestir un vehículo en el que murió una pareja, en Guadalajara, al conducir el involucrado en estado de embriaguez; asimismo, Omar Gato ‘N’, ex portero de Rayados, por el delito de secuestro.

Igualmente lo logró el colombiano Carlos ‘N’, detenido en el aeropuerto con una valija repleta de dólares (un millón de billetes verdes para ser exactos), y en el beisbol, aunque no se llevó la ‘N’, porque siguió su proceso en los Estados Unidos, el mexicano Julio Urías cesó la práctica de su disciplina, involucrado en violencia doméstica.

Cabe recordar también el caso de Fidel ‘N’, propietario de los Tiburones Rojos, inculpado por fraude; el de Amado ‘N’, socio de Oceanografía, y quien estuvo ligado a clubes como Jaguares y Querétaro, señalado por defraudación. Y cómo olvidar al empresario argentino Carlos Agustín ‘N’, del Club León, incriminado por extorsión, uso de documentación falsa, corrupción y fraude. E incluso a Emilio ‘N’, entre los pioneros en visitar la cárcel por fraude, cuando fungía como dirigente del Club Puebla y de la FMF.

El más reciente es el boxeador Julio César ‘N’, detenido en la Unión Americana a solicitud del gobierno de nuestro país, por presuntos nexos con narcos. La cadena es muy larga y no es exclusiva del territorio mexicano, como pasó con Dani Alves en España.