
José Ángel Rueda
2, julio 2025 - 6:00
Trataba de hacer memoria sobre cuál es el primer recuerdo que tengo del Mundial de Clubes, y llegué a la conclusión de que es aquel en el que Necaxa terminó en tercer lugar. Como niño necaxista, por aquel entonces no dimensioné lo que significó empatar con el Manchester United y derrotar al Real Madrid en los penales, pero el poder una hazaña es que trasciende al paso del tiempo y una vez que fui consciente, pude valorar lo que fueron esos resultados.
Es lo que tienen los Mundiales, ya sean de selecciones o clubes, que son una fuente inagotable de sorpresas. La posibilidad de ver a equipos de todo el mundo enfrentarse con sus costumbres y ver que el futbol se compone de muchas otras cosas, no solo del nombre y el valor de los futbolistas.
El Mundial de Clubes se ha ido adaptando a los tiempos, casi siempre con formatos más cortos, hasta ahora, que a Infantino se le ha ocurrido una idea que a muchos nos parece genial. El torneo ha resultado en una acumulación vertiginosa de esos partidos que nos han apasionado desde siempre, aquellos que enfrentan a europeos y americanos, como un homenaje a lo que somos.
Pocas cosas resultan tan apasionantes para un hincha que vive de este lado del océano que demostrarle al mundo que el futbol que se juega acá es distinto. Las sorpresas no abundan, incluso escasean, pero cuando llegan, trascienden fronteras. A las victorias de aquellas décadas lejanas que nuestros antepasados nos contaron, como los triunfos del Santos de Pelé o el mítico Peñarol, se han sumado algunas más.
Nadie olvida, en su momento, la fuerza de Boca para ganarle al Real Madrid, en la Intercontinental, con el Riquelme más gambetero de todos. O las victorias de equipos como el Internacional al Barcelona de Ronaldinho o del Corinthians al Chelsea, en esas ediciones del Mundial de Clubes marcadas por sus transmisiones en la madrugada. Con los años se hablará del Botafogo que le plantó cara al PSG, campeón de la Champions, o el Flamengo que bailó al Chelsea, o el Fluminense que eliminó al Inter. La aventura nunca termina.
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