Por ningún motivo deseo ser calificado como “xenófobo” y tampoco tengo algo personal en contra del pueblo argentino. En su momento conté con la dicha de visitar esas tierras en un par de ocasiones y todo lo que recibí por aquellos lares fueron atenciones, buen trato y cariño; pero, en cuestiones balompédicas “los chés”, se sirven aparte.

“Son cancheros”, saben “manejar el partido”, reclaman todo, amedrentan al silbante, provocan a sus rivales, “meten la pierna”, “hacen tiempo cuando van ganando”, fingen lesiones, se tiran “piscinazos” en el área, siempre terminan culpando al árbitro, no saben perder (yo diría que tampoco ganar).

Al mismo tiempo, hay que reconocer la entrega ejemplar que muestran en cada partido, su convicción y la lucha denodada, en todo momento, por alcanzar la victoria, el amor por sus colores (ya sea que se trate de un hincha o de un jugador) que, desafortunadamente, en muchas ocasiones, sobrepasa los límites deportivos marcados por el juego limpio, palabras que “han borrado de su diccionario”.

Los métodos que suelen utilizar para alzarse con la victoria, no siempre son lícitos; echando a volar la sinceridad, yo diría que, todo lo contrario. Los ejemplos sobran, quizá el más representativo sería “La mano de Dios”, en donde Diego Armando Maradona se tomó el atrevimiento de marcar un gol con la mano para terminar por eliminar a los ingleses en la Copa de Mundo México 86.

Valga toda esta larga introducción, estimados lectores de El Diario de los Deportistas, para decir que al grito de “No llores por mí Argentina” ha terminado la fase de grupos del Mundial de Clubes organizado por la FIFA y no me parece un asunto menor que los clubes representantes del futbol argentino: Boca Juniors y River Plate hayan sido eliminados, ignominiosamente, de la competencia.

Durante el mencionado Mundial de Clubes, que se celebra en el vecino país del norte, ha habido diez expulsados, desafortunadamente cinco de ellos (el 50%) corresponden a las escuadras argentinas: Ander Herrera y Nicolás Figal (Boca), además de Kevin Castaño, Lucas Martínez y Gonzalo Montiel (River). Sin mencionar que, pudieron ser más.

Lo cierto es que tanto la escuadra “Xeneise” como el equipo “Millonario” tuvieron una actuación decepciónate, se puede calificar su participación como un “fracasototote” y ya hicieron las maletas para volver a su terruño … “Con la frente marchita”.