Las historias de éxito que se cuentan en la actualidad del futbol tienen pocos protagonistas. Ligas grandes en Europa tienen una constante de clubes campeones, una tendencia que solamente el Leicester City fue capaz de romper recientemente en las grandes ligas.

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Fue en el 2016 cuando el Leicester City aprovechó un momento complicado para los integrantes del Big Six. Como una historia típica de ‘Cenicienta’ los Foxes comenzaron a sumar puntos ante la creencia de que en algún momento de la competencia se desinflarían. Algo que nunca pasó.

Parte del éxito se dio gracias a que contaban con un entrenador experimentado como Claudio Ranieri, pero además una auténtica maquinaria. Hombres como Kasper Smeichel, Ben Chilwell, N’Golo Kanté, Riyad Mahrez, Leonardo Ulloa, y por supuesto, Jamie Vardy.

La temporada comenzó bien para ellos. La primera derrota que llegó hasta la jornada 7 contra Arsenal, su rival directo para el título y al término de esa fecha obtuvieron su peor posición durante toda la campaña: octavos.

Ese descalabro no fue impedimento para el Leicester City, de hecho, Claudio Ranieri comenzó a buscar la forma de motivar a su equipo para mantener el ritmo y lo consiguió. Los Foxes solamente volvieron a perder en dos ocasiones durante esa temporada.

¿Cuál fue la fórmula secreta del Leicester City para mantener la motivación?

Claudio Ranieri le prometió a sus dirigidos que si dejaban el arco en ceros los invitaría a comer pizza. Un aliciente que funcionó.

“Soy italiano y me gusta la pizza”, explicó un día el estratega italiano, quien cumplió una de sus promesas al llevar a sus jugadores una sesión de ‘Pizza making’. Los futbolistas del club fueron a Peter Pizzería para aprender cómo hacer este delicioso alimento.

El dueño del lugar cuenta que Jamie Vardy era quien más se aburría, e incluso un día comenzaron una guerra de masa en el local.

En la jornada 10 contra el Crystal Palace fue la primera vez que lograron bajar la cortina y lo repitieron en otras 15 ocasiones durante toda la campaña.

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Al final de la temporada tuvieron 36 goles en contra, la misma cantidad que permitió el Arsenal y una diana más que el Tottenham, mejor defensa del año en Inglaterra.

Los Foxes se coronaron con 81 unidades, 10 más de las que consiguió el Arsenal, su inmediato perseguidor. Poniendo fin así a una historia digna de cuentos de hadas.