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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

4, noviembre 2024 - 6:00

Otro golpe

Cuando la antepenúltima jornada del Torneo Apertura 2024 cerraba con el séptimo éxito en fila de la Máquina (que dicho sea de paso le ha permitido garantizar el liderato de la competencia, además de alcanzar la barrera de las 40 unidades y profundizar el romance con su afición, entre oles y vítores), un nuevo suceso ensucia el logro deportivo: al término del Cruz Azul-Santos, el alcalde en Benito Juárez, Luis Mendoza, ha puesto los sellos de “suspendido” en las puertas del estadio Ciudad de los Deportes, cuál moño negro.

Minutos antes había hecho lo propio en los accesos de la Plaza de Toros México, inmueble que colinda con el escenario celeste. ¿El móvil? Incumplir lineamientos de Protección Civil, tras una imprudente coincidencia de eventos, algo que es raro se autorice si consideramos el riesgo de que asista tanta gente en la misma zona.

El punto es que como para concluir una semana de terror se suma este numerito a los desaciertos que ya de por sí golpean al futbol mexicano, embriagado por tanta torpeza e improvisación. En pleno fin de temporada, con el Estadio Azteca indispuesto por obras y con el campo de CU como única opción en la CDMX, el citado alcalde justifica el fallo: “Viene-vienes, reventa, sobrecupo y sobre venta”, dice, son las irregularidades halladas para aplicar la sanción.

Más allá de las maniobras que le permitan a la Liga MX y a sus clubes maquillar este último error, habrá que corregir de raíz el cúmulo de tropiezos extra cancha que tienen en calidad de enfermo al deporte de las patadas. Porque no podemos catalogar que esto se trate de una insignificancia si también le agregamos varios asegunes a la cosa. Y es que si aparte de los conocidos traspiés que han atentado contra el espectáculo le añadimos sospechas o investigación de actos de soborno a esta disciplina, o de conflicto de intereses, o denuncias respecto a presuntos favores económicos para que entrenadores concedan minutos a sus jugadores; pleitos de lavadero del titular de la Comisión de Árbitros con los nazarenos; riesgo de inseguridad en los estadios, y todos en cascada, junto a un largo etcétera, la única realidad que experimenta el balompié es que de a poco lo están matando.