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Mira

10, octubre 2024 - 20:43

┃ Miguel Ángel Mújica / ENVIADO

Guillermo Ochoa atendió a los aficionados que corearon su nombre / Foto: Erik Estrella / ENVIADO

El momento del Tricolor ha alejado a los aficionados del equipo de todos y, en lugar de acercarse a forjar sentimiento, los futbolistas se limitan a saludar a los aficionados por un costado… El único que entendió la necesidad de tener a los seguidores de su lado fue Guillermo Ochoa.

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Su experiencia le dictó tener un pequeño gesto con la gente. Paco Memo fue de los últimos jugadores en ingresar al hotel de concentración del Tricolor en Puebla, pero, al ver a los múltiples aficionados que aguardabas atrás de una pared con rejas, el portero del AVS rompió la línea para saltarse todos los protocolos del cuadro nacional.

Ochoa se acercó poco a poco, la gente le aplaudió y él sonrió mientras firmaba balones, playeras y hasta guantes. El momento fue perfecto para los seguidores, quienes le dijeron “gracias por ser humilde, Ochoa”, mientras aplaudían.

Los niños también estuvieron presentes. “Eres mi ídolo Memo, quiero ser como tú de grande”, dijo un infante que sacudía su pluma en busca de la firma del internacional mexicano, mientras éste se acercó con cariño. Memo, sin miedo, tomó teléfonos para sacarse fotografías y también recibir apoyo de las aficionadas.

Francisco Guillermo estuvo cerca de cinco minutos cercano a los fans, ellos lo agradecieron al máximo y se fue reconocido como el más querido de los seleccionados. Así, Memo esperará tener minutos, de nueva cuenta, con el Tricolor.

Solo Guillermo Ochoa decidió detenerse para atender a la afición

El resto del arribo fue más de lo que siempre se nota. El Tricolor, encabezado por Javier Aguirre, recorrió la zona principal de su hotel de concentración, a unos cuantos minutos del estadio Cuauhtémoc, pero sólo dijeron buenas noches a los presentes.

Johan Vásquez fue el siguiente en entrar y segundo a segundo el recorrido de los jugadores continuó. Jorge Sánchez, César Montes, Érik Lira y compañía, apretaron el paso al ver la puerta cerca.

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El Chino Huerta fue el único que portó unos audífonos que lo aislaron de todo lo que sucedió a su alrededor. Andrés Guardado, platicador, entró con el resto de los futbolistas, que quieren convencer al Vasco Aguirre de que son la mejor opción para el futuro inmediato con el equipo mexicano.

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Así llegó el Tricolor a Puebla, con el apoyo de sus incondicionales, aunque solamente uno, de los más queridos históricamente, Guillermo Ochoa, fue el que se acercó a convivir con aquellos que se han alejado en los últimos choques.