Un fenómeno diferente, un fenómeno imposible de repetir. Contados eran los peloteros mexicanos que tenían la oportunidad de jugar en las Grandes Ligas a principios de la década de los ochenta, pero uno de ellos logró trascender. México se paralizaba cuando Fernando Valenzuela subía al montículo enfundado en el jersey de Los Angeles Dodgers, las personas querían escuchar sus hazañas en la televisión, la radio o leer la crónica al día siguiente en los periódicos. Aún no existían las redes sociales.

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Esa efervescencia fue conocida como la ‘Fernandomanía’ “algo que nunca más se repetirá. Fernando era un jugador muy chistoso en la parte física, antes los beisbolistas no eran los atletas que ahora son. Fernando era chaparrito, medio morenito, con el pelo un poco raro y esos sorprendió a muchos, además de su forma de lanzar que lo hacía viendo para arriba, no era ‘normal’ en las Grandes Ligas”, comentó Javier Balseca, especialista en marketing deportivo.

Comentó que ese peculiar estilo y los logros que tuvo en “La Gran Carpa” ayudó a que los reflectores se concentraran en el conocido como “Toro de Etchohuaquila”, quien gozó de gran popularidad.

“Fue un fenómeno brutal, muchas marcas le apostaron su dinero, y el fenómeno no sólo fue en México, recuerdo que, en Estados Unidos, había hasta boxers con la cara de Fernando Valenzuela, todo con su tradicional número 34″.

¿Por qué no se repetirá el impacto de Fernando Valenzuela?

Balseca señaló que si bien es cierto en la actualidad hay peloteros que se convierten en estrellas y que son un fenómeno a nivel mundial como el caso de Shohei Ohtani, no se compara con lo que sucedió en el pasado cuando no había las herramientas suficientes de comunicación para saber lo que acontecía en otros países.

“Además, ahora son atletas y con contratos millonarios, antes no había eso. Si Fernando Valenzuela hubiera tenido su vida profesional en la actualidad, no dudo que tendrá un contrato multimillonario y multianual”.

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“No teníamos, en ese entonces, nada más que algunos canales de televisión, de hecho, los partidos los pasaba Televisa y generalmente los transmitían los lunes por la noche, jueves por la noche y sábados de beisbol, recuerdo que sólo algunas casas tenían las famosas antenas parabólicas donde podías ver canales de otros países, pero la mayoría de la gente en México no tenía eso”.

“La única forma en que nosotros, nuestros papás, nuestros abuelos, veíamos la información era comprando el periódico, oyendo la radio o viendo las noticias con Jacobo Zabludovsky. Esas limitantes le dan mayor mérito a la ‘Fernandomanía'”.

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Recordó que uno de los últimos peloteros mexicano que levantó expectación fue Julio Urías “pero nada comparado con Fernando, en aquella época Fernando fue un boom, se creó un gran mercado a su alrededor, un fenómeno que difícilmente se repetirá”, cerró.