Con la tecnología de Google Traductor

Mira

Hablillas. José Ángel Parra
titulo-foto

Elihu Llano

29, septiembre 2024 - 13:45

TODOS COLUDOS

No es nada personal, pero resulta inicuo e imprudente aplicar sentencias conforme a la descarga de culpa que pueda conceder la víctima de alguna agresión en específico, cuando, se supone, las reglas deben aplicarse de manera veraz y parejita. Lo anterior va en recuerdo de las desafortunadas lesiones que sufrieron, días atrás, Christian Hobbit Bermúdez, dentro de la descolorida Liga de Expansión MX, y Avilés Hurtado, en el certamen del máximo circuito.
En el primer caso, el jugador Luis Ruiz, de los Dorados de Sinaloa, ejecutó (el pasado 13 de septiembre) una plancha criminal contra el atlantista, para provocar fractura de tibia y peroné en la pierna derecha. La decisión de la Comisión Disciplinaria ha sido la de inhabilitar al futbolista agresor con tres meses y cuatro partidos de suspensión. ¡Bien!
Sin embargo, la decisión suele ser muy diferente cuando se trata de jugadores famosos y costosos. Y es que días después (el 18 del mismo mes saliente), Germán Berterame, de Rayados, realizó una irresponsable barrida por detrás contra Avilés, elemento de FC Juárez, quien al menos se perderá cuatro meses luego de ser operado del tobillo derecho, al salir perjudicado del ligamento deltoideo más fractura no desplazada de peroné. La razón por la cual el mismo organismo no se ensañó con Berterame obedece, según se deduce, a que el propio agredido lo perdonó. Dígame usted si la ley se tiene que aplicar bajo semejante criterio. El tema es que Germán ya podrá reaparecer en la próxima fecha 11 cuando Rayados visite al San Luis.
¿Qué sucedería si en lugar de dejarle la decisión a la víctima, como ha sucedido en el caso Avilés, se aplicaran las sanciones en función al tiempo en que tarde en recuperarse el agredido? Es obvio que las planchas, barridas, codazos y demás golpes que se reparten los futbolistas tendrían que disminuir forzosamente. Y eso, en teoría, iría en pro del espectáculo. Aunque en tiempos de “vacas flacas” y ahora que el citado Berterame suena para la Selección Mexicana, imagine usted si les conviene inhabilitarlo, aparte de que el naturalizado tiene un valor superior a los 7 millones de dólares y las pérdidas que generaría guardarlo por tres o cuatro meses no serían bien vistas por los dueños. Mas en el caso de Luis Ruiz aparentemente nadie lo extrañará. Por eso, según el sapo es la pedrada.