Todo lo que el Barcelona había hecho bien en la liga, donde suma cinco victorias en cinco partidos, lo hizo mal en la Champions, una competición que desde hace años suele sacar lo peor de ellos. El equipo azulgrana cayó 2-1 ante el Mónaco en el estreno europeo de Hansi Flick, aunque más allá del resultado, fue la imagen que mostró lo que más debe preocupar al técnico alemán.

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Es cierto que al Barcelona la vida se le complicó desde el minuto 10, cuando Erick García, habilitado como pivote, se fue expulsado por una falta en la que un balón comprometido por parte de Ter Stegen lo dejó como último hombre. La inferioridad numérica sacó al Barcelona del balance y dio paso a una pesadilla, donde el Mónaco fue infinitamente superior.

Avisó el equipo francés que lo mostrado en el Gamper no fue casualidad, el peligro es real. Mucho más intenso en la presión, replegó al Barcelona, que llegaba tarde en cada oportunidad. El vértigo monegasco rindió frutos pronto, con un golazo de Akliouche al minuto 16. El extremo tiró una diagonal hacia el centro y definió con un disparo a primer palo que dejó como estatua a Ter Stegen.

El hombre de menos y el gol en contra desataron el descontrol del Barcelona. Los de Flick perdieron la dinámica del juego que habían mostrado en el arranque liguero y la solidez de sus líneas de pronto era todo lo contrario. Con Pedri más atento de contener el mediocampo que de crear, habían kilómetros de por medio entre el ataque y todo lo demás.

La única buena noticia para el Barcelona es que entre todo el caos sigue teniendo a Lamine Yamal. Un jugador de esa categoría suele depender de sí mismo para cambiar el rumbo, no importa el contexto del partido, ni que la posesión de la pelota sea del rival. Al filo de la media hora, el extremo se inventó una diagonal desde la izquierda y definió con un tiro a primer palo que empató la pizarra, cuando más difícil se veía el panorama para el Barcelona.

¿Cómo fue el complemento del Mónaco vs Barcelona?

Flick tuvo su oportunidad de ajustar en el descanso, pero en realidad la cosa ya estaba torcida para el Barcelona. Durante el complemento, la dinámica del partido fue similar, con el Mónaco como protagonista. El Barcelona nunca pudo hacerse del dominio del balón. Cuando parecía que lo mostrado le alcanzaría para el empate, una desatención defensiva de Íñigo Martínez le costó la derrota. El defensor se quedó colgado y habilitó Ilenikhena, quien definió bien ante la salida del arquero al minuto 71.

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El tiempo restante se hizo eterno al Barcelona, incapaz de generar siquiera una sensación de urgencia. La Champions, ese torneo de pesadilla, comenzó de la peor manera.