Eduardo Brizio
17, septiembre 2024 - 11:30
Por fin, durante la fecha FIFA celebrada hace unos cuantos días, el equipo tricolor, los otrora roedores, tuvieron la ocasión de ver el debut de Javier el “Vaso” Aguirre como timonel nacional.
Primero, logrando un “honroso” triunfo ante un rival de poca monta como lo es Nueva Zelanda, al son de tres goles por cero. Y luego, con un insípido empate a cero goles frente a la escuadra de la hoja de maple.
Aunque es prematuro para emitir un juicio, yo no noté diferencia entre los procesos del Tata Martino, el efímero paso por el equipo de todos de Diego Cocca, el trabajo realizado por el Jimmy Lozano y lo que ahora nos presentó el flamante timonel nacional. Me atrevería a aseverar que se trata de “pan con lo mismo”.
Y cómo no se va a tratar de pan con lo mismo si todos convocan, prácticamente, a los mismos futbolistas. La caballada está flaca y todo parece indicar que la “solución” la encontrarán en los jugadores que se han nacionalizado y ya, no solamente les podemos llamar compatriotas; sino, los podemos considerar como material de Selección.
El partido en contra de los neozelandeses se pareció más a un entrenamiento que a un encuentro “oficial”, baste mencionar que, México, con el sello de la casa, se cansó de fallar muchas oportunidades claras de gol; mientras que, nuestros rivales en turno no hicieron un solo disparo ante la meta defendida por Raúl Rangel quien habitualmente está bajo los palos con el rebaño sagrado.
Se supone que, al enfrentar a Canadá utilizó a sus mejores hombres, realizando seis cambios en la alineación titular.
Los que saben de futbol afirman que se vio “un equipo con garra, al más puro estilo del “Vasco”, pero, con escasa calidad balompédica.
Permítanme diferir, estimados lectores del Diario e los Deportistas, yo no vi un equipo con garra, lo que observé fue a una oncena de futbolistas confundiendo: la entrega, el pundonor y el hecho de meter fuerte la pierna, con jugar de manera brusca, tratando de amedrentar a su adversario repartiendo patadas, ensuciándole el partido al colegiado, jugando al filo del reglamento, convertidos en los chicos malos.
Esto, no debería de ser una sorpresa; toda vez que, esa es la característica de los clubes que usualmente dirige Javier Aguirre, haciéndose el protagonista desde el área técnica, cuestionando permanentemente las decisiones arbitrales, con la diferencia que, a nivel de selecciones nacionales … no hay descenso.
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