París.- Aunque toda París (2024) es una especie de bóveda, no debe haber lugar más resguardado en la capital francesa que la Plaza del Trocadero. El horizonte que se divisa desde la Colina de Chaillot impone a la torre Eiffel, ahora adornada por los cinco Aros Olímpicos, en un plano majestuoso, de ahí el secreto por proteger.

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Y es que aunque la ceremonia de la inauguración comenzará unos kilómetros al este, en el puente de Austerlitz, el cierre de la jornada del viernes tendrá como punto culminante la plaza del Trocadero. Alrededor del Palais de Chaillot, el cerco policiaco abarca el paso vehicular, pero también el peatonal. El reto que supone realizar una ceremonia al aire libre obligó a las autoridades a tomar medidas extremas, y dejó la zona abierta solo para aquellos que cuentan con un código QR, es decir, los residentes de esas calles desiertas, y los que, por algún motivo, deben pasar por ahí.

¿Cómo es el Trocadero y el Río Sena de París 2024 para los Juegos Olímpicos?

Para los integrantes de la prensa, basta con mostrar la acreditación y el pasaporte para poder pasar, pero no a todos lados. La cosa se complica en la entrada del Trocadero, ahí solo entran los voluntarios y las personas que algo tienen que ver con la ceremonia. El sentido de urgencia se palpa en las cosas más sencillas, como por ejemplo en las grúas que acomodan las últimas piezas de algo, o en las sirenas de las patrullas que escoltan a los vehículos oficiales, una tras otra salen de ahí, con un acelere frenético, como de película de acción.

Tampoco es fácil llegar al Río Sena, aunque la víspera de su encuentro sea como una promesa que crece mientras se camina por calles angostas y preciosas. Donde la vida sigue, y los hombres pasean a su perros. Para hacerlo uno debe bajar la colina y repetir el proceso de la acreditación y el pasaporte. Así, hasta tres veces. De pronto sorprende el olor del agua, el temblor del puente Bir-Hakeim. Ocasionado por el metro que pasa frenético, una y otra vez, y la calma después de la tormenta. El caudal tranquilo. A lo lejos se ven los puentes coloridos, como una premonición de lo que será el próximo viernes. Cuando se inauguren los Juegos Olímpicos de París 2024.

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