31, mayo 2024 - 6:00
Octavio Muciño Jr. solo tenía 1 año y meses cuando su padre falleció / Foto: Oswaldo Figueroa
Ahí estaba El Centavo, en aquella primera final entre América y Cruz Azul, en la temporada 1971-72. “Fernando Bustos ve a mi papá (Octavio Muciño) y le envía la pelota. Él la peina ligeramente, mediante un espectacular lance, y la deja servida, para que en plena carrera llegue Cesáreo Victorino y la meta de cabeza. Una asistencia fenomenal”, relata hoy su hijo, del mismo nombre, como si hubiera ocurrido ayer.
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“¡Qué bonita jugada, porque dejaron parados a los defensas!”, valora El Centavito. Era el segundo gol de La Máquina, ese 9 de julio de 1972 en el Estadio Azteca. El primero había sido obra de Héctor Pulido. Los dos últimos, sobre los entonces canarios, los conseguiría el mencionado Muciño Valdez, cuya leyenda perdura a 50 años de su muerte.
Hijo pródigo de Jasso, Hidalgo, descendiente de socios fundadores de la Cooperativa Cruz Azul, sabía a la perfección lo que era trabajar en la producción de cemento, desde cargar costales hasta pintar la fachada de la fábrica. Así que, cual pionero canterano, pronto ocuparía la posición de nueve, en la naciente Máquina, aunque con el número ‘10’ en los dorsales.
¿Cuántos títulos ganó Octavio Muciño?
A los 24 años de edad, recién cumplidos el 14 de mayo de 1974, El Centavo Muciño ya había obtenido tres títulos de Liga como cementero (México 1970, 1971-72 y 1972-73), dos trofeos de la Concacaf (1970 y 1971), y había dado el salto a las Chivas y a la Selección Mexicana. En cuatro años y medio de carrera tenía un historial envidiable y un futuro prometedor. Sin embargo, dos semanas más tarde, el 31 de mayo, sería baleado luego de una discusión con otro comensal, en un restaurante bar de Guadalajara. Días después, el 3 de junio de 1974, perdería su última batalla en un hospital.
Hoy se cumple medio siglo de aquel acontecimiento, mas su hijo, Octavio Mauricio Muciño Valdez revive al ídolo. Ejercicio que realiza a diario, pues lleva consigo el ejemplo de una de las inolvidables leyendas de nuestro futbol, adelantado en su época, y quien ya había apostado por crear su propia marca a partir de ese sello de crack impreso en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de verlo correr en la cancha, cual auténtica locomotora.
Muciño Jr. jamás conoció a su padre
“No tuve la fortuna de conocer a mi padre”, cuenta, de golpe, el hijo de Muciño. “Yo tenía un año y tres meses de edad. Con el tiempo me di cuenta de la manera en que pasaron las cosas. Fue una muerte difícil, dolorosa. Aún hoy a toda la familia le sigue doliendo la ausencia de mi padre. Son 50 años de una tragedia y nunca se hizo nada. La persona que cometió el asesinato quedó libre, pero lo único bueno es que la gente sigue recordando a mi padre, tanto de parte de la afición de Cruz Azul, como la de Chivas, como ídolo de ambas instituciones, lo cual me da mucho gusto. Pero siempre te va a quedar ese dolor en el corazón de haber perdido a mi padre a los 24 años, y de esa manera tan trágica. Hoy sigue doliendo”, lamenta.
Propiamente sin alcanzar a conocerlo, Octavio Jr es su más fiel seguidor. “Su cualidad máxima era rematar con la cabeza, a pesar de que no era muy alto, medía 1.74 de estatura, pero con una fortaleza y unas ganas al 100%. Balón que le tirabas en el área, él veía si la metía con la cabeza o con el pie derecho o el izquierdo”.
Camino a ser un ídolo en Selección Nacional
En la Selección Mexicana “en un solo partido metió cuatro goles”, en el premundial en Haití. “También hizo cuatro goles en un partido con Cruz Azul, y en Chivas marcó siete veces consecutivas con dobletes, entonces yo creo que mi padre traía el gol de su lado, era un centro delantero que tenía el olfato de gol”, pondera emocionado.
En entrevista en la intimidad de su hogar, Octavio Mauricio Muciño Valdez convive con ex futbolistas de todos los tiempos. Recientemente lo hizo con Marco Antonio Ramírez y Javier Sánchez Galindo, dos de los cuatro jugadores que sobreviven de aquella Máquina tricampeona a principios de la década de los 70’s.
Todos recuerdan a Octavio Muciño como una figura
Desde su tío, Roberto Muciño Valdez, de los que participaron en el ascenso de Cruz Azul, hasta fenómenos de todos los tiempos, como Fernando Bustos, Miguel Marín, Alberto Quintano, El Kalimán Javier Guzmán, Juan Manuel Alejándrez, Héctor Pulido, Cesáreo Victorino, Eladio Vera, Horacio López Salgado. “Esa generación prácticamente jugó con mi padre y a mí me veían como un sobrino, porque todos éramos como una familia”, comparte. Pero más adelante mantuvo esa buena relación también con futbolistas de finales de los 70’s, como Rodolfo Montoya, Guillermo Wendy Mendizábal, Carlos Jara Saguier, Nacho Flores, Gerardo Lugo, el citado Horacio López, “quien era gran amigo de mi padre, mucha gente pensaría que no se llevaban bien, pero eran super amigos de corazón”.
El otro día, en el convivio con Sánchez Galindo, me platicaba que ‘nosotros teníamos dos delanteros impresionantes, de primer nivel, que era tu papá y Horacio, entonces ahí sabíamos que cualquiera que estuviera de centro delantero era gol seguro’”, señala.
Posterior a esa generación lleva buena amistad con los ex cementeros de los 80’s, como Pedro Duana y Porfirio Jiménez. “A lo largo de toda la historia de Cruz Azul he tenido la fortuna de convivir con todos los jugadores. De hecho, Carlos Hermosillo es padrino de mi hija menor, que se llama Celeste, afortunadamente él es mi compadreo. Chuy Corona es el otro padrino de mi hija, Mariana, en sus 15 años. Entonces como quieras o no, desde la época de 1964 hasta la actual he estado siempre con el equipo. He conocido a casi todas las figuras de Cruz Azul, de la cual ha sido gracias al nombre de mi padre”, celebra.
Un ídolo prácticamente desde que debutó
“La gente recuerda a mi padre como una figura de Cruz Azul, la cual se ganó a pulso, porque él debuta a los 19 años y muere justo cumpliendo los 24, porque nació el 14 de mayo de 1950, y prácticamente a las dos semanas tiene la tragedia”, relata.
Esa final contra América, de 1972, ha sido uno de sus mejores juegos. “Afortunadamente da un partido increíble, en el que mete dos goles y una asistencia a Cesáreo, y ha quedado marcado en la historia. El hecho de ver a mi padre en fotos, levantando la corona, yo pienso que es algo único, muy especial. Y el otro momento ha sido con Chivas. Guadalajara había acumulado mucho tiempo de no ganarle al América en el Azteca, y cuando juegan el Clásico Nacional, con las áreas pintadas de blanco, Chivas gana 1-0, justo con un cabezazo de palomita de Octavio El Centavo Muciño”, dice orgulloso.
“Lamentablemente esa tragedia acabó con su vida de una manera difícil y complicada, pero lo que hizo, ahí queda, ahí quedan sus números, sus goles, sus campeonatos con Cruz Azul. Y tanto con Cruz Azul como con Chivas siempre le anotó al América”, remata.
Descendiente de socios fundadores
Octavio Muciño Valdez es uno de los pocos futbolistas de Cruz Azul que son oriundos del lugar de nacimiento del club, en este caso Jasso, Hidalgo, hoy Ciudad Cooperativa Cruz Azul. “Siendo un canterano que nació ahí, era hijo de socios fundadores de la cooperativa, prácticamente toda la familia ha trabajado en la cooperativa Cruz Azul”, cuenta con orgullo su hijo, Octavio Mauricio Muciño Valdez.
¿Quién era el socio fundador?
“Los socios fundadores fueron 192 socios, que son los que empiezan a hacer el cemento de la marca Cruz Azul, y de ahí ya vienen las demás generaciones, pero en nuestro caso es por parte de los Valdez y los Muciño”, responde en entrevista con el Diario de los Deportistas.
Los socios fundadores Arnulfo Muciño y José Valdez son bisabuelos de Octavio, y abuelos de su padre. “Por eso es que mi papá es Octavio Muciño Valdez, descendiente de socios fundadores de Cruz Azul. Es una maravilla, sí, porque él, desde niño, trabajaba para la cementera en la producción del cemento. Era muy importante para él jugar futbol y saber lo que significa la institución. A él le tocó cargar cementos, pintar la fábrica. Cuando él tenía vacaciones se iba y lo metían a trabajar en la fábrica de cemento. Entonces él sabía lo que son los colores y de dónde nace Cruz Azul”, pondera.
El único que ha podido contra el Ave
De las cinco finales disputadas entre Cruz Azul y América en la historia de las Liguillas, La Máquina sólo ha podido conquistar una, precisamente la de 1971-72, justo en la que Octavio Muciño Valdez aportó doblete y asistencia a Cesáreo Victorino. El 4-1 final decretó el nacimiento del Clásico Joven del futbol nacional.
Hoy, después de la derrota de los cementeros a manos del América, mediante una polémica decisión, Octavio Muciño Jr, hijo del legendario goleador cruzazulino, lamenta lo sucedido pero al mismo tiempo destaca esa necesidad de un artillero de la talla de su padre.
“Yo tenía cierta esperanza de que Cruz Azul ganara. Se cumplían 52 años de esa final de la que jugó mi papá. Entonces yo pensaba que por cábala y todo ya le tocaba a Cruz Azul ganarla, porque sinceramente a uno como cruzazulino te puedo decir que no nos gusta perder con el América, porque es el rival a vencer, es el acérrimo rival para nosotros los cruzazulinos. Los que tenemos puesta la playera sabemos que si hay un equipo con el que no debes perder es con el América”, destacada de inicio.
¿Le dolió perder ante América?
“Cada que hay un enfrentamiento contra el América siempre tengo mis buenas vibras para que gane el equipo. Lamentablemente el domingo pasado no fue el resultado que queríamos, que fuera campeón. Se sigue todavía con el sentimiento de dolor y de tristeza de haber perdido esta quinta final”, reconoce.
“El equipo jugó bien, pero el futbol se hace con goles y lamentablemente no se pudo conseguir el triunfo. Siempre me ha quedado algo que veo a mi papá, que esos partidos los debes de jugar al límite, al máximo, y para ser figura y para ser un histórico de un equipo y de una institución tienes que demostrarlo con goles”, precisa.
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Con el correr de los años “creo que mi papá sigue siendo una gran figura, porque la única final que se ha ganado en todo este tiempo, mi papá se hizo presente y sigue siendo el Centavo Muciño el que le ha ganado al América una final con dos goles de él”, concluye.