Ódiame más, suele pregonar el americanismo cuando alguien pone en duda su grandeza. La respuesta es capaz de neutralizar toda clase de envidias, como si el americanista de cepa disfrutara de ese fuego que arde en sus detractores cada que algo le sale bien. El odio de otros es inversamente proporcional al tamaño de sus éxitos.

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Antagonista principal del futbol mexicano, como aquel que no deja indiferente a nadie, ya sea para bien o para mal, América disfruta de su condición de inalcanzable. El americanismo no es para cualquiera, pero en sus filas no escatima con el número de feligreses. Mientras más sean, mejor.

Las Águilas sumaron un título de liga más a su palmarés. Ya son 14 en una cuenta que ha puesto dos de ventaja sobre las Chivas, su más cercano perseguidor, como para dejar claro que si se habla de coronas el futbol mexicano tiene un claro dominador. América ha zanjado la discusión, al menos por ahora, a punta de resultados, habrá quien se atreva a debatir la popularidad, pero no la grandeza. En el nido hay conceptos que no se discuten, tampoco la responsabilidad que supone portar sus colores.

Acostumbrado a pelear siempre por lo más alto, enfundado en ese toque de soberbia que encumbra a la institución más triunfadora del país, como uno de sus puntos distintivos, América finalmente logró la anhelada 14, un título que se resistió algunos años torneos, no tanto por juego, porque las Águilas parecían en cada oportunidad el candidato natural a ganarlo todo, sino porque una extraña maldición parecía haberse apoderado de ellos. Nada tan contradictorio como que al América todo le saliera mal.

Pero ya se sabe que a las Águilas hay pocas cosas que se les resistan, como una fuerza impulsada por su propia historia. América apeló a la fuerza del estadio Azteca, con el Vamos América, y esas banderas que ondeaban al viento, para vencer a Tigres, acaso el equipo que más se ha parecido a ellos en los últimos años, con esa fórmula que consiste en sacar la cartera para traer a los mejores extranjeros, como un dulce irresistible.

Esa identidad le ha permitido al América construir su legado en más de cien años, los “Millonetas”, el equipo que lo pudo y lo puede todo. Las Águilas, sin embargo, también han sido cantera, los jugadores que crecen en sus entrañas para luego volar.

El título conseguido por Jardine se suma a la viejas glorias, hombres que llegaron al equipo más mediático de todos y aceptaron la responsabilidad, con todo lo que conlleva el riesgo de acercarse y no ganar, como tantos otros condenados al olvido.

El trabajo del brasiñeño se suma a lo hecho por el “Piojo” Herrera, Antonio Mohamed, Mario Carrillo, Manuel Lapuente, Jorge Vieira, Miguel Ángel López, Carlos Reinoso, Raúl Cárdenas, José Antonio Roca y Roberto Scarone.

En el Azteca reverberaron las andanzas de los grandes ídolos, de Carlos Reinoso, Cristobal Ortega, Alfredo Tena, Antonio Carlos Santos, Héctor Miguel Zelada, Enrique Borja, Luis Roberto Alvez Zague, Cuauhtémoc Blanco y muchos otros más que han construído su brillante historia.

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América puso su primer título de esta década, con el anhelo de repetir lo hecho en aquella época gloriosa de los ochentas, cuando ganaron cinco campeonatos, o la década pasada, cuando sumaron tres.

TÍTULOS AMÉRICA

• 1965-66
• 1970-71
• 1975-76
• 1983-84
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• 1987-88
• 1988-89
• Verano 2002
• Clausura 2005
• Clausura 2013
• Apertura 2014
• Apertura 2018
• Apertura 2023

TÉCNICOS CAMPEONES

• Roberto Scarone
• José Antonio Roca
• Raúl Cárdenas
• Carlos Reinoso
• Miguel Ángel López
• Jorge Vieira
• Manuel Lapuente
• Mario Carrillo
• Antonio Mohamed
• Miguel Herrera
• André Jardine