Todavía sin que se juegue la ida, en el estadio Azteca ya se vive el furor por la final. La gente hizo la fila para conseguir una entrada. Atrás quedó el frío, la madrugada y hasta el hambre, tener un lugar asegurado en el último partido de la temporada regular fue la encomienda de todos.

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“Yo llegué desde anoche”. “Nosotros desde las seis de la mañana y ya había gente”. Fueron algunas de las voces de aquellos que querían, sí o sí un asiento para el duelo de vuelta entre América y Tigres.
La fila comenzó desde las taquillas de la explanada sobre la calzada de Tlalpan e iban más allá del puente que conecta con el tren ligero. La gente llegaba y llegaba, todos con la ilusión de conseguir la entrada.
Conforme se acercaban las 10 de la mañana, hora en la que se abrieron las taquillas, los aficionados comenzaron a chiflar y pedirle a los policías que le diera agilidad a la obtención del objeto más deseado.

“Aquí solamente hay venta para abonados, los que tengan socio azulcrema sólo es por internet, la venta general es el jueves, evite que lo saquemos, solamente se atenderán a los abonados”, dijo uno de los elementos de seguridad privada mientras comenzaba a darle vuelta a la puerta de acceso a las taquillas.

Los primeros en entrar fueron dos muchachas y un joven. Después de unos 10 minutos, pasaron a otra taquilla y posteriormente a la parte de afuera. La primera en salir se notó contenta, la sonrisa era total.

“Me siento muy emocionada, ya tengo los boletos y vamos a poder estar yo y mi familia en el partido. Ahora sólo que el Ame se corone, pero ya tenemos los boletos”, dijo.

No todo fue tranquilidad. El ingreso fue lento y los policías comenzaron a tener problemas con algunos seguidores que querían meterse entre aquellos que llegaron desde la noche. “Qué se meten, hagan algo, polis”, se escuchó gritar a un señor, mientras la ley esperaba para analizar la situación. Uno de los que se coló logró entrar antes, pero todos lo señalaron y fue retirado de inmediato.

Parecía que los golpes comenzarían cuando un sujeto de gorra intentó amedrentar a otros formados, pero la propia gente le pidió que “se dejara de ma…”, para después no volver a verlo. Los guardias hicieron una valla que evitó los ingresos de otros.

La gente se desbordó por minutos, incluso, dieron un pequeño portazo, en que muchos ingresaron, pero los policías lograron detener y la situación no pasó a mayores.

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Así transcurrió la venta de boletos. Las entradas para el partido más importante del torneo ya están a la venta, pero será hasta el jueves en el que se abrirá para la gente en general. El lleno en el Coloso de Santa Úrsula, está asegurado.