Ahora mismo, no hay mejor equipo en toda la NFL que los Philadelphia Eagles. El vigente campeón de la Conferencia Nacional viene de sacarse los fantasmas del último Super Bowl al derrotar a los Kansas City Chiefs en el ‘Monday Night’ de la Semana 11, conjunto que el pasado mes de febrero los venció en el juego por el título.

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Los Eagles superaron al actual monarca de la liga y se afianzaron como los dueños del mejor récord en la campaña. Los pupilos de Nick Sirianni acumulan nueve victorias y una derrota, comandados por un Jalen Hurts que sigue haciendo méritos para mantenerse en la conversación por ser el Jugador Más Valioso (MVP).

En casa, Filadelfia está invicto con registro de 4-0. Los campeones de la NFC cuentan con el quinto ataque que más puntos anota en promedio por encuentro, con 27.3. Pero son la defensiva #16 que más tantos les permiten a sus rivales (21-2).

En tanto que los Bills aparentemente son sólidos en todas sus líneas. Son el séptimo ataque que más puntos anota por encuentro con un promedio de 26.7. Además son la cuarta defensiva que menos les concede a sus rivales con un promedio de 17.3.

Si el año pasado eran el mejor ataque terrestre, para la actual temporada la encomienda pasó por mejorar el juego aéreo y lo hicieron. Son séptimos con 254 yardas contabilizadas por partido.

Lo sorprendente es que con todo y sus buenos números, se encuentran con marca de 6-5. El gran problema a lo largo del año pasa por lo poco fiable que son en zona roja y sobre todo por los constantes errores que comete Josh Allen. El pasador estrella de Buffalo es líder de toda la liga en intercepciones con 12.

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Una derrota para los Bills prácticamente significaría quedarse sin margen de error para lo que resta de la campaña en busca de un lugar en la siguiente ronda, teniendo en cuenta que la posibilidad de defender con éxito su trono de la división Este de la AFC parece ahora mismo una utopía.