Con la tecnología de Google Traductor

Mira

13, octubre 2023 - 8:22

┃ Paco G. Vilchis

La actriz Valentina Garibay toma como inspiracion diaria el tenis, una de sus grandes pasiones / Fotos: Oswaldo Figueroa

Si existe un deporte donde realmente te encuentras solo en la cancha, donde dependes únicamente de tus habilidades para derribar miles de obstáculos, los cuales siempre son cambiantes e impredecibles, ese el tenis (hablando de singles). Esa disciplina también llamada deporte blanco que te exprime y te lleva al límite de tus emociones, que, en millones de ocasiones, como en la vida misma, te traicionan y te arrinconan en tu lado más oscuro.

Tal vez te interese: Así es el estadio de las WTA Finals Cancún, “espectacular”, aseguró Gustavo Santoscoy

En un ejercicio de honestidad, la actriz, directora y dramaturga mexicana, Valentina Garibay, comparte sus sentimientos desde las tablas, al representar a una tenista conflictuada por sus fantasmas, que de alguna manera logra derrotar con su puesta en escena, Grand Slam, sí, esos torneos que son los más añorados por cualquier tenista.

La obra, situada en los 90 y con una tenista enamorada del polémico pero también carismático raqueta estadounidense, Andre Agassi, nos lleva por un viaje dramático, aunque cómico a la vez, donde Valentina Garibay interpreta a una atleta sin nombre, que sufre por todas las cuestiones que giran a su alrededor y las cuales no puede controlar.

Cuestionada por ella misma acerca de sus capacidades, la tenista compite contra una oponente recién llegada de Nueva Zelanda, sólo para descubrir que la rivalidad es consigo misma.  A partir de la metáfora deportiva se presenta una reflexión sobre la envidia y la competencia. Siempre queremos ganar… pero… ¿Por qué duele tanto perder?

En entrevista para ESTO, justo en el centro de la Catedral del Tenis Mexicano, la cancha del mítico Estadio Rafael “Pelón” Osuna, del Deportivo Chapultepec, Valentina Garibay se “salió de papel” y confesó que lo mostrado en la obra es realmente algo más autobiográfico que una simple ficción. 

“El tenis es un deporte solitario, pero al principio lo elegí más por una cuestión estilística. Fue mi primera inclinación para escoger el tenis como base de mi monólogo.

“Yo traía un rollo muy clavado cuando mi hermana (Yamila) me contó sobre el síndrome del impostor. Me pasó un video y le tomé mucho interés. Sientes que tus logros son como por suerte o por casualidad, y que en algún momento van a descubrir que no eres tan bueno. Te cuestionas si los éxitos o méritos que tienes se deben a causas fortuitas y entonces te sientes muy inseguro.

“Mi hermana me compartió un video y conecté de inmediato. Cuando eres actriz muchas veces no te quedas en el casting, te haces muchas preguntas. El no ser suficiente juega mucho en nuestra contra”, platicó mientras admiraba las gradas y la arcilla donde varias veces México triunfo en la Copa Davis, en sus años mozos. 

Garibay, quien en la obra suda, llora y se arrastra por la frustración de “no ser competitiva” y “no estar al nivel” de las exigencias de su equipo de tenis, explicó que el deporte blanco la envolvió a paso lento pero seguro. 

“El tenis es sólo un pretexto. Mas todo tomó forma cuando comencé a colaborar, pero también competir con una compañera en la creación de un texto. Las dos empezamos a escribir sobre la competencia, y competimos y nos separamos; decidimos no trabajar juntas. Entonces en el deporte, en particular dentro del tenis, encontré un nicho bastante grande para desarrollar mi idea.

“No quería que mi trabajo se quedara enlatado. Desde adolescente siempre quise como intentar jugar tenis, sin embargo lo veía como muy caro y elitista. Fue una fantasía, pero la ventaja del teatro es que te permite concretar muchas ficciones… Entonces me dije ‘claro, aquí en las tablas puedo ser la tenista que siempre he querido’.

“En mi caso hay un tema personal que no me sentía suficiente; hay etapas y ahora ya estoy más estable, menos loca. Ahora está muy de moda hablar del síndrome del impostor. Piensas que los que son exitosos como que no son inseguros, pero no sabemos, no lo compartimos.

“La obra como tal es una autobiografía, yo me siento así. Quería compartirlo desde un lugar muy honesto y personal. La anécdota es sólo un cambio de tenista a actriz, es mi vida, pero me encantó usar la metáfora del deporte, porque es muy concreto, los puntos, los sets, los torneos. Se mezclaron esas dos cosas”, compartió Valeria Garibay, quien ya quiere tomar el tenis como su deporte preferido.

Agassi, su inspiración

Fuera del escenario, Valentina Garibay se enamoró del libro Open (autobiografía), escrito por el tenista Andre Agassi, quien al parecer siempre fue otro de los llamados tipos rudos del tenis, pero por dentro era más sensible y frágil que muchos rivales de su época

“Por alguna razón esa frase del libro de Agassi, de ‘controla sólo lo que puedas controlar’, me pegó cañón. Lo he leído tres veces y lo tengo lleno de anotaciones, porque además del tema tenístico es una verdadera lección de vida. Me dio mucha guía, lo veía muy exitoso, pero al leerlo, era una persona sumamente frágil.

“Él habla mucho del tema de la prensa. Hay muchos compañeros (periodistas) que ni se preparan, pero justo es ese tema de que no hay que darle tanta importancia a lo externo. Para algunos la validación externa es muy importante y la prensa escrita tiene mucho peso en eso y, en los 90, este medio era lo más grande que había. Todos tomaban en cuenta la opinión de los periodistas.

“En esa etapa de 2017, cuando inicié a escribir la obra, me la pasaba mal en el escenario. Tenía una rival en el teatro, no era la neozelandesa (su enemiga de tenis en la obra). De repente dije ‘¿por qué te la tienes que pasar mal haciendo lo que amas? Es una estupidez, ya suéltalo’. Entonces agradecí ese aprendizaje de alguna manera, me hizo enfocarme y crecí en mi área de oportunidad. 

“La obra está construida pues en una honestidad muy grande, de decir, me siento inferior, insegura e insuficiente, pero no lo compartimos. Damos otra cara ante los demás, y no se trata de que a todos les digas que estamos mal, por supuesto, pero este trabajo es un resultado de mi vida misma”, indicó con raqueta en mano.

Cargada de trofeos

Al final de Grand Slam, Valentina Garibay levanta un trofeo, como muestra de que, en efecto, puede lidiar con ella misma, claro, si se deja llevar por la vida y se enfoca en crear un resultado exitoso, con base en lo que la vida le ha otorgado, sin fijarse en los distractores que rodean su mente y que la sabotearon por mucho tiempo.

“Hoy en mi vida sí puedo decir que estoy levantando algunos trofeos. Estaba en ese proceso de… ‘Igual y no soy buena escribiendo y para qué insisto’. Entonces la mandé a un concurso y no la quisieron, y la mandé a otro lado con el pensamiento de… ’Ay ya, si aquí no la quieren pues está mala, ya ni le muevas’.

“La mandé a un festival de dramaturgia en México, pero es internacional. Siempre traen a un invitado extranjero, y la seleccionaron y fue como un pequeño logro, no sólo me gusta a mí, dije.

“Ahora, cuando levanto el trofeo al final de la obra, es muy emocional; mucha gente me dice que ha conectado o llorado incluso. Me alegra saber que, con base en esta combinación de tenis y experiencia personal, puede dejar un mensaje que aliviana de momento. Me siento ganando sets, partidos y algunos torneos en esta etapa de mi vida.

“El presupuesto no ayuda mucho por ahora, entonces me quedo con las ganas de romper una raqueta en escena, en cada función. Me gusta que en el tenis, los atletas, son muy temperamentales, y creo aportaría mucho a la obra. Veo que ellos reaccionan con mucha soledad, cansancio, odio, cosas con las que me podía identificar fácilmente, sin duda. También me adentré mucho con un ensayo sobre Roger Federer, de David Foster Wallace, donde se burla un poco como del ambiente del tenis, que al igual que el teatro, está lleno de mucha superficialidad, y me hizo entender el paralelismo… Lo que importa es el jugador solo, en la cancha. Debe estar conectado y trabajar en sus fortalezas y áreas de oportunidad, pero en muchas ocasiones la cabeza de los tenistas les juega en contra. Como a todos nosotros”, aseguró la actriz.

Y abundó “el impacto en el público me encanta, me hace feliz saber que estos sentimientos que he transitado y experimentado, sí conectan, como que no estoy sola en eso; esa posibilidad de espejearnos y compartir, es como levantar un trofeo, es un logro de la comunicación teatral”.

El verdadero Gran torneo de Valentina Garibay

Su puesta Grand Slam, es, sin duda, algo que le ha servido como tema catártico y que le ha hecho entender cosas que antes la obra le costaban más trabajo asimilar.

¡Ya tenemos canal de WhatsApp! Síguenos, activa la campanita y recibe las noticias deportivas

“Creo que hoy juego un buen torneo de tenis, uno importante, al atreverme a compartir algo muy íntimo de manera pública, en el teatro, el saberme con confianza, en que sí soy capaz de actuar, escribir y dirigir. Que todo esto conecte con la gente; no sé si eso ya es un Grand Slam, pero tal vez ya llevo dos o tres de esos grandes torneos, y ahí voy en la búsqueda de ganarme uno.

“Mi torneo más complejo, cuando sufro en la cancha, es justo cuando desconfío de mí, de mis capacidades, de mi trabajo. Pero este trabajo, esta obra me ha dado mucha enseñanza; no estoy curada de nada por supuesto, son procesos de la mente, pero es catártico.

“Soy competitiva y envidiosa, claro, esos defectos del personaje son míos, y hago un montón de trabajo para no sentir eso. Ya no estoy en la etapa más álgida, pero sí sé que debo repetirme que necesito tener calma, que hay para todos, me va a tocar, ya me ha tocado, pero trabajo mucho para no enloquecer, porque soy competitiva y envidiosa, pero es parte de mi temperamento.

El clímax de la obra de Valentina Garibay

“Cuando ella (su personaje) dice que no sirve para nada, que si no sirve para el tenis es el momento más fuerte para mí, porque me pasa con el teatro, cuando me digo ‘soy pésima actriz, para qué hago esto, no tiene sentido’, entonces volteo a ver a mi alrededor y me repito ‘no sabes hacer otra cosa en realidad’, pero voy para adelante y esta es mi vida”, sentenció Valentina Garibay, quien se agradece a sí misma cada que termina la función y levanta un trofeo.