La encrucijada de Javier Aguirre dio resultado. El Mallorca sacó un valioso punto ante el Barcelona al empatar 2-2 en casa y muy cerca estuvo de sorprender con la victoria, pero el equipo culé rescató las acciones. La igualada deja el liderato del conjunto de Xavi en el aire, a expensas de lo que pueda hacer el Girona y el Real Madrid.

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Una vez que Xavi encontró su equipo titular, el técnico no tuvo mayor opción que comenzar las rotaciones, sobre todo en la zona baja. Sin la dupla de centrales compuesta por Koundé y Christensen, el estratega dio paso a Araujo y Martínez, un experimento que cerca estuvo de costarle caro, sobre todo ante el equipo de Javier Aguirre.

Oportunista, en el buen sentido de la palabra, el Mallorca demostró en casa el por qué es uno de los equipos más complicados de la Liga, por más que a veces los resultados no le acompañen.

El Mallorca es un equipo que muerde y que da pocas pelotas por perdidas. Fue precisamente esa sangre lo que generó el primer gol del partido. Apenas en los primeros minutos, un balón perdido del Barcelona en la salida en un pase de Ter Stegen que confundió a todos, menos a los locales. Tras una serie de rebotes, el balón se paseó en el área hasta llegar a Muriqi. El delantero definió bien para poner adelante a los suyos y facturar la primera desatención azulgrana.

Con la ventaja, el Mallorca tuvo tiempo de mostrar sus virtudes. Un equipo bien ordenado defensivamente y atento a cualquier oportunidad que se le presente. El Barcelona buscó generar sus opciones, pero no fue sencillo. Solo una genialidad de Raphinha, en su clásica diagonal hacia el centro y de su zurda educada, pudo poner un disparo que logró vencer a Rajkovic, en la recta final del primer tiempo.

Cuando el Barcelona sentía que había recuperado el control del partido, el Mallorca retomó la ventaja en el tiempo agregado. Un balón a profundidad que sorprendió a la dubitativa pareja de centrales y que Abdón aprovechó bien, ante la salida de Ter Stegen.

La ventaja una vez más dio tranquilidad al Mallorca y desesperó al Barcelona, que vio cómo el balón se negaba a entrar en el marco mallorquí. Una de las más claras la tuvo Joao Félix, en un disparo potente que reventó el palo izquierdo del arquero.

Xavi buscó opciones en el banquillo y como siempre, apostó por Lamine Yamal. El joven canterano una vez más respondió al llamado y desde la banda derecha fue determinante. Una jugada suya precisamente abrió la lata, tras una diagonal que Lewandowski dejó pasar y Fermín mandó al fondo.

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Con el eco de la remontada ante el Celta, el Barcelona se envalentonó, pero no hubo épica en el Iberostar. El Mallorca incluso tuvo para llevarse la victoria, pero falló en el último momento. El Barcelona dejó a la deriva su liderato.