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14, septiembre 2023 - 22:17

┃ José Ángel Rueda

Jalen Hurts lanzó para 193 yardas registrando un TD y una intercepción Foto_Reuters

Se sabe, que en el futbol americano, el bien más preciado es el ovoide. Todo aquel equipo que no lo cuide está condenado a la derrota. Los Vikings entregaron cuatro balones, un pecado imperdonable, sobre todo si se tiene enfrente a una defensa como la de Filadelfia. Los Eagles se impusieron 34-28, con un ataque terrestre de miedo y una defensa oportuna, combinación a menudo letal.

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Los Eagles tardaron en capitalizar los errores de su rival, pero de a poco entraron en ritmo, sobre todo cuando comprendieron que la clave no estaba por aire, sino por tierra. Entonces Sirianni le dio las llaves de la ofensiva a De’Andre Swift, que comenzó a sumar las yardas que Hurts no encontraba.

El corredor se vio sólido, con un promedio de 6.3 yardas por acarreo y 175 yardas totales. Así llegaron los Eagles a la zona roja, esa frontera en la que se han convertido en un equipo indefendible. Desde ahí, desde la yarda uno, facturó Hurts y entonces sí Filadelfia dio muestras del ataque que llegó al Super Bowl.

Los Vikings comenzaron bien, pero en cuanto llegó la presión a Cousins terminó el encanto. El mariscal de campo pudo mover el ovoide en las primeras series, así encontró a Hockenson, como la llave para poner los primeros puntos. A partir de entonces llegaron los errores y las pérdidas, algunas más dolorosas que otras, como un balón suelto de Jefferson que terminó en touchback, casi al final del segundo cuarto.

LOS VIKINGS PUDIERON RESCATAR EL EMPATE ANTE LAS EAGLES

Fue en ese momento cuando Filadelfia verdaderamente olió sangre, como quien advierte la señal de los astros alineados. Con los Vikings preocupados en frenar la carrera, Jaylen Hurts advirtió en soledad a DeVonta Smith y fue profundo. El touchdown dio la impresión de ser definitivo, aunque todavía quedara más de cuarto y medio por delante.

Ya a la desesperada, Minnesota se olvidó del juego terrestre, con apenas 28 yardas. El problema para el equipo de Kevin O’Connell es que tampoco por la vía aérea funcionaron, en parte gracias al extraordinario trabajo de Darius Slay al momento de controlar, en la medida de lo posible, a Justin Jefferson.

Los Vikings trataron de meterle cierto vértigo al partido con touchdowns del novato Jordan Addison y otros más de KJ Osborn y TJ Hockenson, pero Filadelfia calmó sus ínfulas con la fórmula de toda la noche, y un touchdown de Swift, que le sirvió de premio tras un partido extraordinario, liquidó todo.

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