Christian Martinoli es uno de los grandes narradores de la actualidad, pero sabe que estar en el micrófono tiene una gran dosis de responsabilidad y por ello, una ocasión tuvo que pelear con las ganas de ir al sanitario en pleno duelo de Liguilla.

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En una entrevista con Yordi Rosado, el narrador de Azteca Deportes relató que una ocasión en Torreón, en el viejo Estadio Corona, tuvo un problema estomacal que lo hizo tener una de las peores narraciones de su vida. Eso sí, pasó toda una travesía para llegar a un baño: “No sé si quedó servible”, dijo entre risas.

“Habíamos comido en un restaurante, creo que fue una recarga estomacal de mi parte. El viejo Corona era muy arcaico, empecé a tener retortijones como al minuto 15. Me aguanté, iban y venían, estaba con el Careca que es un comentarista de nosotros en Monterrey. La verdad es que te puedes sentir muy mal, pero hasta que no haya pausa esto tiene que seguir”, expresó.

“Sudaba frío, imagínate cómo iba yo, en el partido al minuto 40 yo decía: a ver, me cago aquí o me aguanto y voy al baño aquí a lado. Pues me aguanto. Acaba el primer tiempo, salgo y el baño un lavabo y una tira de mingitorios, no había excusado, no había ni puerta. Dije: Pongo al George (chofer de Azteca) y la gente que quiera orinar se chinga y hago lo que tengo que hacer en el lavabo o en el mingitorio”, agregó.

Christian Martinoli tuvo que tomar una decisión y mandó a llamar a su compañero Eugenio Díaz para que tomara el micrófono por unos minutos.

“Eugenio que hacía cancha lo tenía a lado. Y dije: pues pido una cubeta y me cago aquí, o me cago aquí y le pido al George que vaya al Liverpool por unos pants. Seguía el partido, era un partido de Liguilla y yo estaba muy mal. Ya sudando al minuto 27 y le digo: Eugenio Díaz, le di el micrófono y me bajo corriendo”, dijo.

Los utileros del Morelia salvaron a Martinoli

Christian Martinoli pidió permiso a los utileros de Santos Laguna para entrar al vestidor al baño, pero no lo dejaron. Fue la gente del extinto Monarcas Morelia la que lo salvó.

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“Llego al vestidor de Santos y me pintan huevos, no me dejan pasar. Voy al baño de abajo al del estadio, tampoco tenía excusado. Voy al del Morelia, yo creo que me vieron la cara los utileros y me dejaron pasar. Esos siete minutos que estuve en ese baño han sido uno de los momentos de más calma que he tenido en mi vida. Fue una liberación, cayó un gol, me marcó Marín y solo le dije: Estoy en el baño, me estoy muriendo”, sentenció.