Agradecido primero que todo. El ya legendario luchador Atlantis tuvo una sentida celebración por sus 40 años de trayectoria dentro del pancracio. Contrario a lo que la mayoría podría suponer, abrir la botella, bailar y disfrutar, el “Rey de la Atlántida” prefirió dar gracias por la oportunidad de disfrutar por cuatro décadas de lo que más le gusta hacer.

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ÍDOLO DE LOS NIÑOS

El “Ídolo de los niños” apostó por un recorrido en un Turibus, que justo salió de la Arena México, recinto que ha sido su casa durante toda su carrera, para dirigirse a la Basílica de Guadalupe, donde se oficializó una misa precisamente en honor por sus años arriba de los cuadriláteros.

Devoto de la Virgen de Guadalupe, como ya es toda una tradición, Atlantis invitó a la prensa a esta celebración y rumbo al templo religioso aprovechó para contar algunas anécdotas, algunas vivencias de estos 40 años.

Con la sonrisa que sobresalía en su rostro y pese a la máscara, el luchador jalisciense agradeció la presencia de los invitados, consciente que también han sido parte fundamental de su deslumbrante trayectoria, por su puesto sin dejar de lado a los aficionados, en particular a los niños, pues a ellos se debe y por ellos trata de seguir dando el mejor ejemplo posible.

AGRADECE A LOS FANS

“No tengo ni dinero, ni palabras para agradecer a todos ustedes. Atlantis siempre lucha por el mejor público de las arenas que son todos los niños, se sube al ring y todos los niños quieren sea un gran triunfador, Atlantis se baja a todas las butacas con todos los niños se entrega a ellos por apoyar a su superhéroe de carne y hueso que es Atlantis”, señaló.

Quien pensaba que solo iba a luchar durante dos años máximo, ahora ya es toda una leyenda, pero sabe que sin su espectacular tapa nada podría ser posible, por lo que también le dedicó unas palabras. “Como persona no me conocía nadie y gracias a ti máscara me conocen en cinco continentes, me has llevado a viajar por todo el mundo, haz hecha película, muchas cosas maravillosas, he tenido muchos amigos, decía mi papá y mi abuelo ‘vale más tener un millón de amigos, que un millón de pesos’”.

El oriundo de Jalisco, enfatizó: “Me siento muy contento de llevar una carrera limpia, muy deportiva, respetando a todo el mundo, creo que he llevado las cosas bien centradas, trató de ser luchador las 24 horas, no es fácil, es un deporte de un alto rendimiento, es muy exigente, pero gracias a Dios todavía estoy disfrutando de la lucha libre”.

A unos cuantas cuadras, Atlantis bajó del Turibus y por el camellón de la Calzada de Guadalupe se dirigió, a lado de su hijo Atlantis Jr., rumbo a La Villa para escuchar misa, todavía en su andar atendió a los aficionados que se le acercaron y le pedían una fotografía. Una vez que escuchó la misa, se dirigió al cuadro principal de la Virgen para agradecer todo lo vivido.

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