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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

11, abril 2023 - 6:00

Nadie es profeta en su tierra

Ayer, 10 de abril, se cumplieron 35 años de que Hugo Sánchez Márquez, el “niño de oro”, marcara su legendario gol de chilena, en el Estadio Santiago Bernabeu, a los 9 minutos del partido Real Madrid vs Logroñes. Sin duda, una bella estampa, considerada entre de las anotaciones más bonitas que se han conseguido en la historia de nuestro querido deporte.

Por esas curiosidades que tiene el destino y como es del dominio público, al leer “Logroñes” al revés, sirvió de mágica inspiración para que la virtuosa maroma del “Pentapichichi”, que terminó en el fondo de las redes, haya sido perpetuada a lo largo de los años y sea conocida coloquialmente como: “Señor gol”.

El palmarés de Sánchez Márquez es impresionante, lo que lo convierte en el mejor futbolista mexicano de todos los tiempos.

Se dice fácil; pero, en la temporada 89-90 ganó “la bota de oro” que lo consagró como el mejor rompe redes del viejo continente.

Cinco veces obtuvo el “Pichichi” en la madre patria. Marcó casi 500 tantos (en poco más de 800 partidos) a lo largo de su brillante y fructífera carrera.

Pero, quizá lo más importante es que jugó con el mejor equipo del mundo, los “Merengues” del Real Madrid, formando parte de la inmortal “Quinta del Buitre”.

Es el tercer futbolista extranjero, después de Lionel Messi y de Cristiano Ronaldo, con más goles anotados en la Liga Española. Se puede sentar a comer con ellos, en la misma mesa.

Como director técnico obtuvo el bicampeonato en torneos cortos, cubriendo así de gloria los colores azul y oro del equipo representativo de nuestra máxima casa de estudios.

Sin embargo, “Hugol” cometió los pecados más grandes en los que se puede incurrir en México; es decir: 1) Nacer entre los límites geográficos marcados por los ríos: Bravo (al norte) y Suchiate (al sur). Tierra de “cangrejos”, en donde el espíritu de: Dona María, Malinalli, Malitzin o la Malinche (como usted prefiera llamarle) campea a sus anchas. Y 2) Ser un triunfador.

Es verdad que quizá le falte humildad; pero también lo es que, fue probablemente fue gracias a ello que se convirtió en un ganador. En mi opinión, en nuestro país, no se le reconoce ni se le trata como lo merecería su trayectoria.

Qué le vamos a hacer, está escrito desde el desierto, hace más de dos mil años, que … nadie es profeta en su tierra.

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