Julio César Chávez es uno de los boxeadores más reconocidos en la historia del boxeo mundial y el mejor de nuestro país, sin embargo, una mancha en su carrera fueron sus problemas de adicciones a las drogas, situación que el Gran Campeón Mexicano pudo superar, aunque le costó mucho trabajo, tanto que inclusive tenía miedo de visitar Culiacán, su ciudad natal.

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Años después de haber afrontado este problema y recuperarse de dichas adicciones, Chávez ha manifestado en diversas ocasiones que superar el consumo de las drogas ha sido su mayor victoria en la vida.

Julio César es oriundo de Culiacán, Sinaloa, una tierra que ha sido punto de conflicto en algunas ocasiones, esto por cuestiones de carteles de narcotráfico y el consumo de drogas en la región va de la mano como con diversos puntos de nuestro país.

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Por tal motivo, para el pugilista mexicano, vencer su adicción a las drogas en su tierra iba a ser algo complicado y dicho proceso lo enfrentó en la ciudad de Tijuana, y reveló que después de haberlo hecho decidió quedarse ahí por más tiempo.

“Nací en Ciudad Obregón, Sonora, nunca voy a negar la cruz de mi parroquia; me voy a morir siendo sonorense, pero definitivamente Culiacán me vio crecer, me vio coronarme campeón del mundo, ahí prácticamente hice mi vida. Luego me vine a radicar aquí a Tijuana, pero no dejó de ir a Culiacán todos los fines de semana a ver a mi madre, a ver a mis hermanos. Voy, entreno; me siento a gusto.

Julio César Chávez tenía miedo de ir a Culiacán

Durante su lucha contra las adicciones, Chávez rememoró lo complicado que fue dicho proceso y agregó que inclusive tenía algo de miedo por volver a su tierra de origen, por la siguiente razón:

“Me quedé aquí (Tijuana) por mi recuperación, porque fue donde, a través de batallar con mi maldita pinche adicción, pude vencerla; entonces, me quedé aquí, porque me daba miedo ir a Culiacán, porque tú sabes, los amigos, y aquí, gracias a Dios, encontré paz”, agregó el ex pugilista mexicano.

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