A diferencia de lo que pasó el año pasado en Foxborough, cuando el genio de Bill Belichick bastó para darle la victoria a su equipo, esta vez no hubo truco que valga, los Bills son mejores que los Patriots y lo demostraron para llevarse el triunfo con un contundente 24-10.

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El resultado le permite a Buffalo llegar a una marca de 9-3 para meterle presión a los Dolphins, quienes deberán superar su complicada visita a San Francisco si quiere mantener la cima del este de la AFC.

A pesar de que los Patriots se mostraron peligrosos en sus primeras series e incluso sorprendieron para tomar la ventaja gracias a una escapada de 50 yardas por parte de Marcus Jones, Buffalo no entró en pánico y muy pronto puso las cosas en su sitio.

La conexión entre Josh Allen y su receptor Stefon Diggs una vez más rindió frutos y a través de esa vía lograron hacer daño, no solo con un touchdown en el arranque de segundo cuarto, sino también con un juego que derivó en 92 yardas.

Con el control total de las acciones, los Bills no quitaron el pie del acelerador y aumentaron la renta mediante un touchdown de Gabriel Davis, aunque a decir verdad, el crédito de la jugada se lo llevó Josh Allen, quien roló hacia su lado derecho y como un verdadero equilibrista lanzó el pase sobre la línea de banda.

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Los Patriots tuvieron la oportunidad de regresar al encuentro tras recuperar un balón suelto de Allen al filo del descanso, pero no supieron aprovecharlo. Buffalo le hizo pagar su falta de contundencia y al arranque del último cuarto dio un paso importante hacia el triunfo con un acarreo de una yarda de Devin Singletary. New England solo pudo responder con un gol de campo.

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