Fue la antepenúltima fecha de la fase regular, ninguno está calificado todavía, pero el ambiente que se apreció en el Olímpico Universitario fue como si se tratara de un partido de liguilla entre Pumas y Cruz Azul.

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Las dos aficiones conscientes que sus equipos no tenían de otra más que ganar respondieron con su apoyo. Evidentemente los auriazules fueron mayoría, pero los celestes se dejaron ver y por momentos escuchar en las tribunas de CU, entre el “Goya, goya… ” y “azul, azul”, el espectáculo cumplió, incluso, desde horas antes del encuentro.

El horario y la situación de ambos clubes ayudó, no estaba el incesante calor del mediodía frecuente por estos lares, la tarde nublada colaboró en el partido, la lluvia amenazó con presentarse pero solo fue eso, una amenaza. De todos modos los vendedores de hules estaban listos.

En las afueras hubo personas que iniciaron su aventura formados en las distintas taquillas del inmueble una vez que Pumas anunció que habría venta de boletos en el mero día del juego.

Otros aficionados llegaron a tiempo para echarse una cerveza previa, pero también un taco o una torta, lo más popular que hay para comer en las afueras del Olímpico Universitario. Como ya es costumbre uno de los estacionamientos se convirtió en un lugar de fiesta por parte de los aficionados felinos, entre cánticos, baile y bebidas le pusieron color al ambiente. Para nada faltaron los ya conocidos revendedores y aquellos personajes llenos de cinturones en el cuello, no para venderlos, si no para cuidarlos, pues es un artículo que no tiene el acceso permitido.

A falta de poco más de dos horas, el cuerpo arbitral encabezado por Fernando Guerrero ingresó al estadio, todos con buen humor, para quitar el nervio o presión que genera estar en un choque de esta índole.

Prácticamente los dos equipos llegaron juntos, apenas separados por algunos minutos, primero arribó La Máquina, donde elementos como Jesús Corona, Erick Lira y Joaquín Martínez fueron de los más aplaudidos. Después llegó Pumas y sin duda Dani Alves acaparó las palmas, así como Arturo Ortiz y Juan Dinenno. Por cierto el vicepresidente deportivo Miguel Mejía Barón con perfil bajo llegó aparte y solo en su auto.

Sin inconvenientes, sin malos comportamientos, todo transcurrió con cierta normalidad hasta el silbatazo inicial. Se sabe que la barra visitante tiene prohíbido entrar a los estadios ajenos, pero los cruzazulinos se dejaron ver en una de las cabeceras y debido a que hay mucha afición celeste, en la parte de abajo del lado del pebetero estuvo permitido que seguidores de los dos conjuntos se sentaran juntos. Todo con cordialidad, pero con sabor a “fiesta grande”.

Ciudad Universitaria se puso patriótico

Después del grito y las fiestas patrias, los festejos de septiembre continúan por lo que el estadio Olímpico Universitario y la escuadra de Pumas de la UNAM le dieron un toque patriótico al partido ante Cruz Azul.

El recinto auriazul presumió banderas de México en todo su contorno, se guardaron las banderas del Club Universidad y lucieron decenas de insignias tricolores con motivo del mes patrio y el Día de la Independencia.

Además, antes del silbatazo inicial de este compromiso de la jornada 15 por parte del árbitro Fernando Guerrero, se entonó el Himno Nacional Mexicano, que fue escrito por Francisco González Bocanegra y compuesto por Jaime Nunó. En la pantalla gigante del inmueble se apreció a la bandera mexicana ondeando mientras que los miles de aficionados se pusieron de pie.

El equipo de Pumas se sumó a estas fechas y los dorsales lucieron con los colores verde, blanco y rojo, mientras que en el interior se apreció el nombre de México en distintos tamaño de letra. También el nombre de los jugadores lució se verde en este uniforme blanco que utilizó el cuadro del Pedregal para su choque ante Cruz Azul.

Con una buena entrada, de igual forma se dejaron ver algunas banderas de los aficionados felinos con los colores de México y en el centro el logotipo de los Pumas en lugar del escudo nacional. Otros seguidores, aunque pocos, asistieron con la playera de la selección mexicana. Septiembre sigue y los lábaros patrios lucen todavía.

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