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Mira

14, septiembre 2022 - 23:13

┃ Javier Juárez

Federico Viñas _ Foto_ Luis Garduño

Nueve no sube a diez, pero que cerca estuvo. América coqueteó la perfección, la sintió al alcance, pero Santos los detuvo. Lo extraño de todo es que el empate contra los Guerreros se celebró como triunfo, no fue para menos, el estadio Azteca salió contento, los seguidores americanistas saben que tienen a un equipo a prueba de todo. Las Águilas remaron contracorriente en tres ocasiones y siempre alcanzaron al Santos Laguna.

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Federico Viñas levitó en el área en los últimos segundos del partido y con la cabeza enloqueció a todos. El 3-3 cumplió todas las expectativas. La racha de victorias se detuvo en nueve. América salió motivado y listo para recibir a Chivas.

El juego en el Azteca fue parecido a una fase final, como un aperitivo para lo que viene dentro de tres semanas. Lo distinto es que en la Liguilla no hay marcha atrás, un mal juego y te despides. América debe aprender a no relajarse.

Santos nunca se sintió víctima. Los albiverdes arrancaron el juego con el pie en el acelerador. Esa fue la diferencia. América entró dos o tres velocidades atrás. Los primeros dos goles laguneros ejemplificaron ese contraste. Leo Suárez recibió el balón y entró al área con facilidad, Álvaro Fidalgo, Jonathan Rodríguez, Richard Sánchez, Sebastián Cáceres y Luis Fuentes lo marcaron con la mirada, ninguno lo apretó, Leo tuvo el tiempo de levantar la vista y poner el balón lejos de Memo.

América igualó la contienda, pero no aprendió. Suárez les repitió la dosis, Leo bajó el balón, se enfiló al área y disparó, la bola pegó ligeramente en la espalda de Néstor Araujo y terminó en la red.
Las Águilas se acercaron con un tanto de Henry Martín, la Bomba sigue encendida.

América jugó mejor el resto del partido, pero en ese instante Santos volvió a pegar. Harold Preciado puso el tanto que sentenció el juego.

Los azulcremas metieron a toda su artillería. En la agonía del juego Hugo Rodríguez le puso nerviosismo al juego con un autogol. América encimó a los laguneros, pero el tiempo estaba por expirar. En el último segundo llegó el milagro. Álvaro Fidalgo envió el balón al área, Viñas lo cazó y lo metió a la red.
El reloj no dio para más. ¡Que juego!

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