2, septiembre 2022 - 21:23
El legado de Serena Williams se extiende más allá de la pista. FOTO: REUTERS
Pocos deportistas en la historia son capaces de impactar de la misma manera dentro de las canchas como fuera de ellas; es decir, el poder de cambiar las vidas de quien los ve. El legado de Serena Williams, quien recién anunció su retiro a los 40 años, se interpreta a través de un fenómeno similar, como la tenista que llegó a cambiar millones de vidas.
La irrupción de la deportista norteamericana en la escena del tenis es equiparable a la potencia de sus saques, como el golpe inicial que lo dinamita todo. Serena sujetó con fuerza el estandarte de una minoría en un deporte que, por aquel entonces, a principios de siglo, le pertenecía a otros.
La historia de Serena comienza desde la necesidad. Miembro de una familia de cinco hermanas, los recursos eran pocos. El tenis, sin embargo, siempre estuvo cerca en la figura de su padre Richard Williams, quien se ganaba la vida como entrenador. En una doble intención, el señor Williams llevaba a sus hijas a los entrenamientos con la esperanza de que alguna se interesara en serio en la disciplina, aunque también lo hacía para mantenerlas alejadas de los peligros de un barrio angelino como el de Compton, a merced de las pandillas y los vicios y que años más tarde incluso le costarían la vida a su hermana mayor Yetunde Price.
Aunque en un principio fue su hermana Venus la primera en destacar en las categorías juveniles, muy pronto Serena equilibró las cosas y desde muy joven mostró sus cualidades. Su figura dentro de la cancha, guiada por una melena ingobernable e inconfundible, apuntó alto.
La leyenda de Serena creció al ritmo de las grandes victorias. Apenas a los 16 años, fue capaz de derrotar en diversas superficies a las consolidadas. Una mezcla de potencia e inteligencia podía verse en su juego, como las armas infalibles para dominar una época. La primera gran declaración de intenciones fue en 1999, cuando conquistó el US Open a la entonces número uno del mundo, la suiza Martina Hingis. El triunfo de la menor de las Williams alcanzó los niveles de proeza, sólo comparados con las andanzas de Althea Gibson, la primera mujer afroamericana en romper paradigmas en el “deporte blanco” en la lejana década de los cincuenta.
Así como ocurrió en la etapa de juveniles, Serena y Venus alternaron éxitos, hasta que la fuerza de la hermana menor arrasó con todo a su paso. Los Grand Slams llegaron y con ellos la confirmación de una atleta generacional.
Visto desde la óptica que ofrece el retiro, esa acción que hace que la película se mire completa; es decir, como algo finalizado que es posible medir, Serena impactó la vida de muchas deportistas afroamericanas que vieron en ella un ejemplo a seguir. Sus palabras lo confirman.
“Si miras a todos los que tienen nuestro color de piel, claramente la seguimos. Creo que soy producto de lo que ha hecho. No estaría aquí sin Serena, Venus, y toda su familia”, dijo la japonesa Naomi Osaka, quien en el 2018 venció a su referente en la instancia definitiva en la mítica pista de Nueva York, como un homenaje deportivo.
“Antes de que apareciera Serena, no había realmente un ícono del deporte que se pareciera a mí. Así que al crecer nunca me sentí diferente porque la número uno del mundo era alguien que se parecía a mí. A veces, siendo una mujer, una mujer negra en el mundo, te conformas menos. Siento que Serena me enseñó eso, observándola.
Nunca se conformó con menos”, expresó la norteamericana Coco Gauff, quien, a sus 18 años, no concibe la vida sin la presencia permanente de Williams. “Para mí, ella siempre será considerada la G.O.A.T … Ella no dominó una generación. No dominó durante dos generaciones. Dominó durante más de tres generaciones”, agregó.
Como las grandes atletas, Serena no sólo impactó en lo deportivo o en la lucha racial, lo hizo también en otros aspectos igualmente importantes de la cotidianeidad. En el 2017, no sólo dio a luz a la pequeña Alexis Olympia, sino también aprovechó su voz para exigir mejores derechos durante la maternidad. Esa misma voz que se alzó para hablar de cuestiones políticas, religiosas, y denunciar las injusticias, siempre a través del respeto.
La tenista se despide de las canchas como una de las más grandes de todos los tiempos. Su legado se recordará por la fuerza de su juego, pero también de su espíritu.
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