PACO G. VILCHIS

FOTO: MEXSPORT

La exigencia personal y el estrés al que sometía a sus compañeros en los Chicago Bulls, durante la época dorada del equipo, es algo que siempre fue bien sabido que realizaba el considerado mejor jugador de basquetbol de la historia, Michael Jordan, quien ni en las cáscaras le gustaba perder y siempre daba el máximo para obtener el triunfo a costa de lo que fuera.

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En los 90 no había redes sociales que expusieran a la luz tanto la demanda que Jordan generaba en todo el equipo; era un líder nato y todo lo que él decía se tenía que cumplir a carta cabal.

Parte de esta exigencia, tomada por algunos como cierta locura, quedó manifiesta en la exitosa serie mundial ‘The Last Dance’, donde se revelaron imágenes y conversaciones de cómo se manejaba Michael en el interior del grupo, al llevar a límite na cada uno de sus compañeros, pero siempre poniéndose como ejemplo el primero. 

Fuera de lo revelador que fue el documental que le dio la vuelta al mundo y que dejó de manifiesto el poder de Air Jordan en el planeta, recientemente, uno de sus compañeros de equipo en los Toros, B.J. Armstrong, uno a los que más le exigía, compartió que nunca nadie, sólo los integrantes del equipo, pudieron ser testigos de la capacidad física de Jordan, quien a su parecer “literalmente no durmió en 14 años”.

Esta expresión se basa en que Michael, siempre queriendo estar en la duela, jugar todos el tiempo posible, jugaba cada noche 35 o 40 minutos a un nivel superhumano, y luego, al otro día, volvía a entrenar con la misma o más energía. 

“En los entrenamientos me di cuenta de que era diferente. Cuando todos los demás estaban cansados, sonaba el silbato de Phil (Jackson, coach) y él actuaba como si hubiera dormido 10 horas y en realidad estuvo jugando a las cartas o lo que fuera que había estaba haciendo, sin haber comido ni descansado bien”, reveló B.J. 

Y el armador, de quien se esperaba fuera una super estrella de la NBA, indicó que la grandeza de Jordan hubiera sido aún mayor si su vida cotidiana la hubiera llevado con más tranquilidad, ya que era mucho de salir a los casinos y apostar hasta largas horas de la madrugada. “Si hubiera dormido, no sabemos lo bueno que realmente habría sido. No vimos lo mejor de Michael Jordan porque no durmió en esos 14 años. No es que durmiera poco, es que no dormía”, explicó Armstrong. 

“Fue el mejor jugador en los entrenamientos que me tocó ver. Nunca he visto a nadie entrenar tan duro y eso es lo que deberíamos mostrarles a los niños. Porque solo les mostramos los partidos cuando las luces estaban encendidas; nunca he visto a un tipo tan competitivo y siempre estaba activo. Yo estaba en el mismo lugar que él y estaba un poco cansado. Todos estaban cansados menos que él, que no había dormido”, sentenció B.J.

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