PACO G. VILCHIS

FOTOS: EFE

Pocos lo saben a ciencia cierta, pero el tenista español, Rafael Nadal, quien acaba de ganar el Abierto de Australia, no sólo tuvo que lidiar en la final de este certamen contra un oponente 10 años más joven que él, sino que también lo tuvo que hacer con una considerable lesión en el pie izquierdo.

El ibérico tiene la enfermedad de Müller-Weiss, la cual  comenzó a darle problemas desde 2005, un día después de ganar el Open de Madrid. “Me levanté cojo. Yo tenía una pequeña enfermedad del escafoides, que era más fino por un lado, y se partió. Pasé unos meses complicados, fuimos a diferentes médicos y algunos me dijeron que no creían que pudiera volver a jugar a una intensidad alta”, confesó Nadal en 2020 al cantante y presentador Bertín Osborne en el programa “Mi casa es la tuya”.

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“Fui a Madrid a ver al doctor Maceiras, que estaba estudiando la enfermedad de Müller-Weiss, que es la que yo tenía en el pie. En dos horas de reunión, me hizo una tesis sobre ella y me dejó por los suelos, pero después me dio la solución. Desde aquella época, juego con una plantilla que me desvía el punto de apoyo del pie. Pero con la plantilla mi pie no cabía en el zapato.

“Tuve que coger un avión directo a Portland, a la sede mundial de Nike, donde me hicieron todo el estudio del pie para hacerme zapatos a medida, de modo que el pie pudiera entrar con la plantilla. Gracias a esa plantilla pude seguir jugando a tenis, pero creo que debido a ella el cuerpo sufrió. Rodillas, caderas, espalda…”.

Rafa Nadal dice que ya no recuerda lo que es jugar sin dolor; sin embargo, su fortaleza mental es mayor y, a pesar de las dificultades, no se da por vencido y, sus ganas de seguir triunfando lo han sacado adelante ante todo pronóstico, por lo que puede presumir que ya tiene en sus vitrinas 21 títulos de Grand Slam.

¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE MÜLLER WEISS?

Es una anomalía en el desarrollo de un tejido en el escafoides tarsiano (hueso de la parte posterior del pie) que se produce en la infancia y se sufre en la edad adulta. Resulta en la pérdida del suministro de sangre al hueso. Esta provoca dolor intenso en el dorso de ambos pies, asimétrico y de largo tiempo de evolución; llega a dificultar enormemente el caminar y presenta gonalgia (dolor de rodillas) por la alteración en la mecánica de las extremidades inferiores, pudiendo evolucionar a gonartrosis (artrosis de rodillas). Con información de EFE.

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