Karen Morán

FOTO: AARON FRANCIS | AFP

La número uno del mundo completó la obra maestra en Australia. Ashleigh Barty se coronó en casa sin ceder un solo set y por fin terminó con la sequía de 44 años en los que Melbourne no vio a una de sus tenistas levantar el trofeo. Ash fue arrolladora durante todo el primer Grand Slam del año, con un estilo único, consiguió en siete horas y 43 minutos ganar los siete juegos que le llevaron a la gloria, el último ante Collins, donde puso el 6-3 y 7-6 del título.

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Barty por fin se sacudió la presión que cargaba desde hace un buen tiempo. La australiana que no había conseguido siquiera llegar a una final cambió todo este año para llevarse la ovación de la Rod Laver Arena y así un lugar entre Chris O’Neil, Margaret Court, Evone Goolagong y Kerry Melville, las australianas que lo han conseguido.

“Como australiana, lo más importante es poder compartir esto con la gente. Es uno de los públicos más divertidos y me han hecho jugar mi mejor tenis contra una campeona como Danielle. Es un sueño hecho realidad y estoy muy orgullosa de ser australiana“, dijo al terminar el encuentro.

Collins plantó cara pero se topó con pared ante Barty, pues en menos de hora y media confirmó el dominio que tuvo a lo largo de estas dos semanas. No solo no perdió un solo set, fueron apenas 30 los games en los que cayó; al servicio también estuvo casi perfecta solamente la quebraron en dos ocasiones y fue justamente la norteamericana en la final.

Tras mantenerse casi perfecta en sus siete juegos, Ash sumó en total 45 aces, 13 dobles faltas, 115 errores no forzados y 149 tiros ganadores.

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